En esta ocasión, te ayudo a identificar a qué debes prestar atención cuando comes.
Con esta serie de artículos, tengo la intención de ayudarte a prestar atención al qué, pero también al cómo, al cuándo y al cuánto comer.
Por eso, en este segundo artículo, nos centraremos en cuándo comer. Si no leíste el artículo anterior, sobre cómo comer, no te preocupes, puedes encontrarlo pinchando en mi perfil.
Prestar atención a cuándo comes facilitará tus digestiones y permitirá que puedas asimilar los nutrientes de una manera más eficiente.
¿Cuándo comer?
Esta pregunta podría responderse muy fácilmente: “Come cuando sientas hambre”...
Pero muchas veces, no nos es tan sencillo distinguir entre un hambre real, más física, de un hambre más falsa, más emocional, que lo que hace es pedirnos otros cuidados a través de la comida.
Es por eso que, con este artículo, te quiero dejar algunos consejos, para que puedas empezar a identificar si tu hambre es más física, más real o, por el contrario, es más emocional, más falsa.
Un hambre real viene acompañada de una sensación agradable, no es urgente, ni es incómoda.
El hambre es una necesidad fisiológica, y como toda necesidad fisiológica, irá en aumento hasta que sea saciada, pero de forma que tú puedas soportarlo.
Fíjate en esto: si necesitas dormir, hasta que no duermes, cada vez tienes más sueño; si necesitas ir al baño, tus ganas van en aumento hasta que por fin vas al baño; ocurre lo mismo con la sed: si no te hidratas, cada vez sientes más necesidad de agua.
Y con el hambre pasa lo mismo. Por eso, si de golpe te asalta un hambre urgente, que necesita ser calmada ¡ya!, en realidad, se trata de un hambre más emocional o que responde a otras cuestiones.
Además, el hambre real no se orienta o se despierta por un alimento en concreto. No es un hambre de pizza, de pan o de croissant.
El hambre real se va a saciar con un alimento fisiológico. Es decir, un alimento que esté adaptado a nuestra anatomía y a nuestra fisiología.
Cuando la mente nos pide algún comestible en concreto, normalmente se debe a dos situaciones:
Por un lado, puede ser el reflejo de una carencia nutricional que tengamos y que precisamos identificar, para poder solucionarla con el alimento/s que realmente necesitamos.
Pero, por otro lado, también puede estar respondiendo a un hambre más emocional y que nos pida ese alimento en sí, porque nos provoca el placer que inconscientemente buscamos a través de la comida.
Esta última situación suele darse mucho más a menudo, ¿te ha pasado?
Recuerda:
El hambre real es una sensación agradable, constante y va en aumento hasta ser saciada, pero sin que nos llegue a molestar.
No es urgente, ni es intermitente (que va y viene) y tampoco es una sensación incómoda.
¿Con qué tipo de hambre te identificas más?
¿Tenías en cuenta todo esto a la hora de comer?
¡Nos vemos en el próximo artículo, donde hablaremos de cuándo NO comer!
Flor Fernández
Técnica superior en dietética y Coach integral de salud