Comienza a prestar más atención a estos tres factores (cómo, cuándo y cuánto comer), y tus digestiones se volverán livianas y eficientes.
Además, podrás aprovechar todos los nutrientes de tu alimentación, y ya no sentirás cansancio generalizado.
¿Te pasa que a la hora de elegir qué vas a comer hoy, comienzas a pensar en qué alimento es bueno para descansar mejor, para bajar de peso, para tener más músculo, para no enfermar…?
Pero… ¿Le prestas la misma atención a cómo comes?
Como sé que a veces resulta difícil centrar la atención en estos pequeños detalles, he preparado para ti una serie de artículos en los que estaremos reflexionando sobre estos tres factores.
En este primer artículo, comparto contigo sencillos trucos que te ayudarán a prestar atención a cómo comes para hacerlo de una manera más saludable cada día.
Lo primero a lo que te voy a invitar es a masticar lentamente e insalivar muy bien tus alimentos.
Recuerda que la digestión empieza en la boca, gracias a las enzimas de la saliva.
El estómago no tiene dientes, y precisa que el bolo alimenticio le llegue pre-digerido para poder continuar con la digestión.
Además, te invito a encontrar un entorno de calma y de tranquilidad, y, por supuesto, que sea agradable.
Comer en estados emocionales alterados con estrés, angustia, apatía, tristeza, o rodeado/a de personas que no te agradan, interrumpirá la digestión.
Por otro lado, no te permitirá disfrutar de la comida y muy probablemente termines tapando este malestar comiendo más de lo que necesites.
Esto hará que tu malestar crezca y que, encima, tu organismo no pueda digerirlo bien.
Por otro lado, te propongo mezclar pocos alimentos por comida y respetar las correctas combinaciones y compatibilidades de los mismos para favorecer tus digestiones.
Así mismo, te invito a tomarte el tiempo necesario para cada comida. No comas con prisas.
Permítete estar en un ambiente agradable, tranquilo, y con el tiempo que precises para cada comida.
Y por último, pero no menos importante, te propongo preparar tus platos con colores vivos y apetitosos.
Recuerda que muchas veces comemos por los ojos.
Si te preparas un plato que te apetezca comer, vas a tener una mayor predisposición para comértelo, podrás disfrutar de esa comida, y permitirás que tu digestión sea mucho más sencilla.
¿Qué te han parecido estos trucos?
¿Tenías en cuenta todo esto a la hora de comer?
¡Cuéntamelo! Me encantará leerte y conocer tu experiencia.
¡Nos vemos en el próximo artículo para hablar de cuándo comer!
Flor Fernández
Técnica superior en dietética y Coach integral de salud