Hemos aprendido con facilidad a resaltar el drama y las experiencias drásticas en nuestra vida, lo cierto es que también tenemos vivencias gratificantes y valiosas que nos han aportado muchísimo, solo que no le damos el mismo eco emocional dentro de nosotros porque no hemos aprendido a hacerlo.
A propósito de este fin de año en días pasados, como hago todos los años, me puse a revisar las metas y los planes que tenía para el inicio de este. Sorprendentemente me di cuenta que había avanzado en algunas mucho más de lo esperado y en otras había iniciado los primeros pasos, de forma mucho más firme y contundente que como lo había pensado en un principio.
Sin embargo, hice todo este análisis porque sentí que el año estaba por terminar y no había logrado lo que me había propuesto. Tenía una sensación de inconformidad y de desaliento porque en mi mente rondaba el mismo pensamiento: “otro año más y estas en el mismo sitio”. ¿Les ha pasado?
¿Cuántas veces y con cuánta facilidad solemos ser tan severos con nosotros mismos?.
Entonces empecé a hacer una lista de todas las cosas que había logrado, más allá de las experiencias que había tenido este año que, como a muchos, no hemos escapado de la pérdida de seres queridos y de amigos que han sido víctimas del Covid-19; o que han sufrido grandes pérdidas económicas y de cualquier otra índole, manteniéndonos en calma y equilibrio para seguir adelante con las metas planteadas a principios de este año 2021.
Cuando logré hacer este análisis, me percaté que realmente había tenido no solo un gran avance, sino que además había logrado poner en práctica todo lo que he aprendido sobre cómo auto gestionar mis propias emociones y seguir adelante, sabiéndome levantar de las tristezas y de los fracasos, interpretándolos como peldaños de avances en el camino de lo que deseo lograr en mi vida.
El secreto de saber “celebrar los avances”, está encerrado en el significado que le damos y en la práctica de la compasión y la gratitud hacia nosotros mismos. Estamos tan acostumbrados a contabilizar nuestras pérdidas y lo que nos falta por lograr que no ponemos en valor todo lo que sí tenemos y las veces que nos levantamos para continuar lo que nos hemos propuesto lograr en nuestra vida.
Dicho esto te invito a que hagas una lista antes que termine este mes de diciembre de todas las cosas que sí has logrado, de todo lo que sí tienes, de todo lo que te hace sentir bien y te gusta de tu vida. Hazlo valorando los mínimos detalles, esos que no resaltas porque sueles darlos por sentados, como por ejemplo que tienes salud, un aspecto tan afectado en estos dos últimos años; que tienes personas que te quieren y que quieres en tu vida y todos esos pequeños avances que, aunque te parezcan insignificantes, te acercan paso a paso cada día a la vida que deseas.
Y si aún no te has tomado el tiempo para pensar o más bien para soñar en cómo realmente deseas vivir tu vida, qué cosas te hacen vibrar y qué te haría inmensamente feliz desde lo que tienes y eres al día de hoy, estás a tiempo de regalarte ese espacio y empezar a escribir esos detalles, porque solo lo que pones en tu mente tiende a manifestarse. De lo contrario simplemente estarás viviendo la vida por defecto, como una hoja a merced del viento.
Kary Piloto
Coach y mentora en Auto-Gestión Emocional
@katypiloto_mentora
