En las elaboraciones del restaurante Valle de Mogán predominan los rasgos asiáticos, debido a los innumerables viajes por ese continente de su chef, Chema Marrero.
Es una excusa perfecta para visitar Mogán, ya sea para comer después de una excursión o para cenar en pareja o amigos. Disponen de un menú degustación que no dudaré en pedir la próxima vez que vuelva.
De primero, el sashimi de atún fresco con perlas de wasabi y algas de mar. Todo un festival de sabores en la boca.
Luego, optamos por un huevo de gallina de corral a baja temperatura, salicornia, papa trinchada y aceite de trufa. Totalmente recomendado si toleras la textura poco cuajada del huevo.
Si eres un amante del curry, sin duda este es tu lugar. Hay que destacar el Tom Kha de chipirón con una jugosa salsa a base de leche de coco, lima kaffir, galanga y un ligero toque picante acompañado de un arroz jazmín. Te invito a que encuentres los fideos del tubérculo asiático dentro del plato.
Y como no podía ser de otra manera, de postre acabamos con productos de la tierra: un cocktail deconstruido de manga y campari que podrás encontrar en el menú degustación.
Por último, mi perdición: un helado de gofio con mini suspiros de Moya y bienmesabe de almendras de Tejeda. Todo un homenaje a nuestra Tierra que hará que vuelvas a coger el coche para comer de nuevo en Mogán.
En el restaurante Valle de Mogán el trato es cercano y cordial, que desde el momento en que reservas la mesa hasta que se despiden de los comensales al finalizar la experiencia, el personal no pierden la sonrisa y la amabilidad con el comensal.
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Pablo Ferreira
Amante de la gastronomía
@pferreira5
