Miguel de Unamuno y Jugo nació en Bilbao en 1864 y murió en 1936. Nos dejó todo tipo de obras literarias, novelas, ensayos, poesía, teatro… Fue rector de la Universidad de Salamanca en tres ocasiones, entre los años de 1902 y 1931. Está considerado como uno de los más grandes pensadores de su época, aunque hemos de decir que sus postulados fueron cambiando o evolucionando a lo largo de toda su vida.
Quien mejor lo definió fue Jorge Luis Borges, el cual señaló que Unamuno era un “inventor de discusiones”.
La vinculación de Unamuno con nuestras islas es conocida ya por mucha gente, pero se centra, mayoritariamente, en saber que estuvo desterrado en Fuerteventura. Hay personas que incluso creen que ese destierro fue ordenado por Franco, cosa que no corresponde a la realidad, ya que fue confinado en dicha isla por el General Miguel Primo de Rivera.
Lo que quizá no es tan conocido es una visita que realizó a las islas antes de su destierro, en la cual Unamuno se mostró como era, contradictorio y fiel a la definición que se puede hacer de personas como él: “genio y figura hasta la sepultura”.
Unamuno estuvo en Gran Canaria en el año 1910. Fue invitado a ser jurado, el concepto correcto sería “mantenedor” de los Juegos Florales que organizó la Sociedad El Recreo ese año.
Ese acto era un concurso literario que se celebró en el Teatro Pérez Galdós y que, además, ese año ganó Tomás Morales, siendo segundo finalista Alonso Quesada.
Cuando se leyeron los nombres de las obras premiadas, el Rector de la Universidad de Salamanca estuvo callado, mientras el público del Teatro aplaudía de forma exaltada.
La prensa de la época recogió ese dato y la población de la Isla le empezó a coger manía, ya que se entendió su actitud como una valoración negativa del propio acto.
Sin embargo, lo que hizo que fuera rechazado en nuestra isla fue su oposición a la división insular, o lo que es lo mismo, a la creación de la Provincia de Las Palmas.
Otra gran crítica que realizó tan especial personaje en su visita a las islas fueron las palabras que dedicó a nuestro paisano Nicolás Estévanez y a su famosa poesía “Canarias”. En ella Nicolás dice:
La patria es una peña,
la patria es una roca,
la patria es una fuente,
la patria es una senda y una choza.
Mi patria no es el mundo;
mi patria no es Europa;
mi patria es de un almendro
la dulce, fresca, inolvidable sombra.
La respuesta de Unamuno ante estos versos fue: «desgraciado del que tenga por patria a un almendro. Sus ramas le servirán sólo para colgarse de ellas»
Tras su paso por Fuerteventura durante su destierro parece que "se arrepintió" de sus palabras y entendió por fin lo que significaba para un isleño el aislamiento y el vivir "cercado" por el mar.
En el año 1931 escribió: “Se abarca mejor el universo desde un almendro que desde una aldea o villa, desde un Estado, desde un continente”.
Al final llegó a comprender el gran apego que sentimos los canarios por estas ocho peñas rodeadas de mar.
Juan Carlos Saavedra
Escritor, investigador y divulgador de la cultura canaria
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