Cuando se emprende esa noble tarea siempre es imprescindible mencionar el nombre de la ilustre May Clarissa Miller, más conocida como Agatha Christie.
Esta famosa escritora de novelas de misterio se enamoró de la isla Gran Canaria y estuvo visitándonos hasta finales de los años 60 del pasado siglo.
Su amor a Las Palmas de Gran Canaria lo dejó reflejado en su autobiografía escribiendo frases como ésta: “Las Palmas de Gran Canaria tenía dos playas perfectas; la temperatura también lo era…La mayor parte del año soplaba una brisa estupenda y las noches eran los suficientemente cálidas para sentarse a cenar al aire libre”.
(El hotel Metropole original)
Su lugar preferido para hospedarse era el hotel Metropole y por ello lo incluyó en su obra “Miss Marple y 13 problemas”. En su capítulo 8 nos relata un caso que empieza en dicho lugar y termina con un crimen en la playa de Las Nieves, en el norte de Gran Canaria que, naturalmente, resuelve Miss Marple.
“Mi historia comienza allí, en el hotel Metropole… Se celebraba un baile y yo contemplaba la escena con un amigo mío. Todos bailaban admirablemente mientras nosotros les contemplábamos. Una mujer en particular llamó nuestra atención. Alta, delgada, hermosa e insinuante, se movía con la gracia de una pantera a medio domar.”
(Una de sus historias ocurre en Gran Canaria)
Esta relación de “la reina del misterio” con Gran Canaria es bien conocida pero, quizás lo que no lo es tanto, es un extraño episodio ocurrido en su vida.
El 3 de diciembre de 1926, Agatha Christie desapareció mientras vivía en Sunningdale, en Berkshire. Su coche abandonado fue encontrado cerca de un lago en Newland’s Corner, en Surrey, provocando el inicio de una investigación policial y de mucha especulación por parte de la prensa.
Entre las teorías que cobraron fuerza hubo algunas que afirmaban que se había fugado o que se había incluso suicidado, llegando a contarse que todo era una simple publicidad para sus obras.
Pero Agatha fue encontrada tres semanas más tarde en el spa del Hotel Hydropathic, en Harrowgate, donde se había alojado con un nombre diferente y había permanecido desde el primer día de su desaparición.
(La prensa de la época recogió el incidente)
Allí fue reconocida por uno de los huéspedes del hotel. Cuando Archie Christie llegó para identificar a su esposa, ella no negó ser Agatha Christie pero alegó que sufría de amnesia y dijo que no tenía ni idea de cómo había podido llegar hasta aquel spa de Harrowgate.
El biógrafo de la escritora, Andrew Norman, ha intentado demostrar que Agatha sufrió una rara forma de estrés que le causó amnesia. Cualquiera que fuera la causa de su misteriosa desaparición, Agatha Christie no volvió nunca más a hablar sobre ello.
En todas sus novelas la escritora nos descubría al final el misterio que su imaginación ocultaba en sus páginas. Pero en esta ocasión, May Clarissa Miller se llevó la solución de ese enigma a la tumba.
Espero que su estancia entre nosotros le sirviera para olvidar ese extraño episodio de su vida.
Juan Carlos Saavedra
Escritor, investigador y divulgador de la cultura canaria
http://www.juancarlossaavedra.com
