Este compositor de fama mundial visitó Gran Canaria entre 1889 y 1909. En principio, su estancia en nuestra isla la hizo ocultando su verdadera personalidad con el seudónimo de Charles Sennois. En uno de sus paseos por Vegueta, acompañado por un profesor de piano, escuchó desde una ventana de la calle La Pelota una de sus obras tocada al piano. En concreto se trataba de la composición “La Danza Macabra”.
(Estatua de Camile frente al Teatro Pérez Galdós)
Acompañado de su amigo, accedió a la casa para constatar que quien tocaba el piano era una joven llamada Candelaria Navarro. La chica volvió a interpretar la obra sin saber que lo estaba haciendo ante su compositor, el cual, sin identificarse, la felicitó por su maestría musical.
Durante su estancia entre nosotros colaboró realizando varios conciertos con fines sociales. Dicha actividad tuvo como recompensa su nombramiento de hijo adoptivo de Las Palmas de Gran Canaria en el año 1900.
(Uno de sus concierto fue para recaudar fondos para la Clínica de San José)
Inspirado en lo que conoció en la isla escribió dos obras “ambientadas” en Gran Canaria, el Valse Canariote, inspirada en el tajaraste y en nuestros campos, y “Campañas de Las Palmas”.
Hemos de suponer que un artista de la talla de Camile Saint–Saëz sucumbió, como tantos otros, a las bellezas naturales de Gran Canaria y a nuestra forma de ser y ver la vida.
Fuente: Saint–Saëz en Gran Canaria de Nicolás Díaz-Saavedra
Juan Carlos Saavedra
Escritor, investigador y divulgador de la cultura canaria
www.juancarlossaavedra.com