La Isla de Gran Canaria estuvo a punto de ser invadida por los aliados en la II Guerra Mundial. España, para prevenir ese posible ataque y con asesoramiento de la Alemania Nazi, preparó nuestras costas para repeler al ejército británico.
Gran Bretaña temía la pérdida del Peñón de Gibraltar si España facilitaba el acceso alemán a su colonia. No olvidemos que el régimen de Franco coqueteó en un principio con Hitler y con Mussolini. Si esa eventualidad se producía, los aliados iban a necesitar una nueva base de operaciones para abastecer a sus tropas en el Mediterráneo y en África.
Por su parte, los nazis querían evitar a toda costa que nuestras islas se convirtieran en territorio aliado, por lo que enviaron a las islas a un Capitán de Fragata con el encargo de informar a la cúpula militar alemana de la capacidad de las Islas Canarias para parar una posible invasión enemiga.
En su informe se recoge cómo la mayoría de los militares "peninsulares", en caso de la llegada del ejército británico, se mantendría fiel al régimen franquista y al ideario fascista. Sobre los militares foráneos, casados con canarias, el enviado de Hitler dudaba sobre su lealtad a los intereses alemanes. Por último, en referencia a los militares canarios observó que la gran mayoría vería con buenos ojos la invasión aliada.
Este informe llegó a Madrid e hizo que Franco ordenara a las tropas acuarteladas en Canarias que los militares, llamados a intervenir de forma directa en combates en la costa contra los británicos, fueran únicamente peninsulares.
El capitán alemán también hizo una serie de recomendaciones sobre la construcción de determinadas infraestructuras militares con las que dificultar lo más posible el desembarco aliado.
En nuestras costas aún es posible encontrar elementos defensivos provenientes de esa época. Entre las construcciones creadas para luchar contra los aliados destaca el denominado "Búnker de Bandama". Este se encuentra en el subsuelo del Mirador de Bandama, completamente camuflado para evitar su detección tanto desde el aire como por personas que visiten ese espació turístico.
La rareza de la obra radica en que es la única conocida en nuestras islas en que se usó una construcción civil, aparentemente neutral para ocultar una instalación militar.
El Búnker cuenta con dos niveles que permiten el almacenamiento de material bélico y/o equipo de transmisiones.
Lamentablemente, hoy muchas de esas estructuras militares se encuentran en estado de total abandono, cuando podían haberse convertido en lugares de referencia para conocer nuestra historia, aprender de ella y dar valor a nuestro patrimonio cultural.