"10 barrios marineros de España llenos de historia y salitre": así titula Condé Nast Traveler el artículo publicado durante la Semana Santa, que aborda el encanto especial de una decena de enclaves urbanos y con sabor a mar, y que persisten en su atractivo junto al desarrollo de sus ciudades. En este particular Top Ten tiene espacio propio el barrio marinero de San Cristóbal, sin duda uno de los emplazamientos más peculiares de Las Palmas de Gran Canaria, informa en un comunicado el Consistorio capitalino.
Sobre el barrio marinero de la capital grancanaria, Conde Nast Traveler recuerda cómo "cuentan los vecinos que, años atrás, se sabía si la pesca había sido buena o no según el tamaño de las nubes de gaviotas que escoltaban los barcos hasta la orilla. Eran tiempos en los se arrancaban los mejillones de las rocas y la mejor forma de vaciar la costa de algas de millo era incluirlas en cualquier sopa".
Hoy, 150 años más tarde, añade la revista, este célebre barrio marinero "sigue conservando parte de su encanto: el antiguo Torreón de San Pedro Mártir abrazado por las olas, las casitas cuyos colores contrastan con las playas volcánicas, o restaurantes donde platos como el gofio escaldado ensalzan recetas mimadas durante generaciones".
San Cristóbal brilla con luz propia en esta relación escogida de barrios marineros, junto a los de El Cabanyal (Valencia), La Viña (Cádiz), La Barceloneta (Barcelona), Bouzas (Vigo), Cimadevilla (Gijón), el casco antiguo de Villajoyosa (Alicante), La Marina (en Hondarribia), El Palo (Málaga) y Es Jonquet (Palma de Mallorca). El atractivo del barrio marinero de la capital grancanaria refuerza el atractivo diverso de la ciudad, consolidada ya como uno de los principales destinos urbanos de España.
Alberto Piernas Medina firma este reportaje, en el que pasea por 10 barrios marineros de España que "suponen el mejor preámbulo a ese esperado chapuzón", en el supuesto e que el lector tenga la suficiente libertad de movimiento en estas semanas, también marcadas por las medidas contra el COVID en toda España. Barrios a los que el autor equipara con "el flirteo a una noche de pasión o un aterrizaje a un lejano destino: el perfecto preámbulo de ese verano que tanto necesitamos y todos los buenos momentos que están por venir".
El criterio para elaborar este ranking gira en torno a "pedazos de nuestra geografía que aún conservan la estela de lo que un día fueron: reductos de pescadores errantes y nubes de gaviotas que anunciaban la calidad de la pesca. Casitas de colores y ropa tendida que mantienen conversaciones secretas con el salitre. Espacios históricos capaces de traducir la memoria de las olas pero, especialmente, sumergirnos en el ritual de acercarnos al mar poquito a poco".