Volvemos con los sexólogos de la segunda generación William Masters y Virginia Johnson y el esquema que se usa en Sexología: d.e.m.o.r. Esta vez nos centraremos en la “e” de excitación. En esta parte del encuentro la pareja ha pasado del deseo a la excitación; entramos en contacto a través de besos, caricias, abrazos, pero… ¿y si hay ausencia de caricias? ¿Y si nos vamos directamente a unir genitales? Si no se respetan los ritmos de ambos, no sólo el ritmo de uno de los componentes de la pareja, lo que puede suceder es que se bloquee la excitación, ya que ésta requiere de dedicación. Cada pareja conoce sus tiempos, sus formas, su “know-how", o no: si ustedes entran en el segundo caso, tranquilidad, todo se puede reconducir. Eso sí, requiere de voluntad, implicación y tiempo. Aquí hay que recordar que para pedir a la pareja: “Cariño, ¿uno rapidito?”, primero hay que dominar la técnica en el lentito y dejar de lado la precipitación y las prisas.
Las dificultades más frecuentes en el tramo de la excitación para el hombre pueden ser, por ejemplo, la pérdida de erección. No se habla de pérdida de erección puntual, se trata de valorar si la pérdida de erección se repite de tal manera que pasa a ser una preocupación. Las causas pueden ser variadas, y es positivo descartar causas médicas, para lo que se requiere una valoración por parte de un profesional de la salud, comprobando así que esa dificultad no sea consecuencia de una enfermedad.
Partiendo de la base de que la erección es un acto reflejo a la excitación, un hombre muy autoexigente, que considera que debe ser un buen amante, que cae en falsas creencias y mitos sobre "debo satisfacer y no puedo quedarme a medias", concentra toda su energía en tener una buena erección y en mantenerla. El estar tan pendiente de esa erección, el obsesionarse, le impide disfrutar y consigue el efecto contrario: pérdida de erección. Ese nivel de expectativas altas, unido a la posibilidad de tener una personalidad bastante exigente, miedo al fracaso, búsqueda de la perfección… todo esto en la coctelera de su mente le colocan en posición de observador. ¿Qué sucede? Si estoy en un encuentro y estoy más pendiente de si mi erección se mantiene, de si hago disfrutar a la otra persona y mis energías están focalizadas ahí, no estoy disfrutando el encuentro, no estoy dejándome llevar, no estoy centrado en las sensaciones de placer, en ese momento erótico que me rodea y que vivo; me siento como si estuviese en un examen y bloqueo la excitación.
En una mujer quizás es menos obvia la falta de excitación porque no existe ese indicador fisiológico tan evidente. La erección del clítoris no es tan visible a simple vista. Habría que valorar la ausencia o también la dificultad para mantener a lo largo del encuentro erótico las respuestas de tumefacción vaginal, lubricación característica de la actividad sexual, tensión muscular. Si una mujer nota la ausencia de sensación subjetiva de excitación o placer durante el encuentro, puede bloquear la aparición y aumento de la excitación. Todo aquello que no suceda en nuestra cabecita no se materializará en el cuerpo.
Una ausencia de deseo o la idea de tener dificultad para alcanzar el orgasmo son cuestiones a analizar para detectar el origen. Si una mujer adopta el papel de espectadora de lo que sucede, sin demasiada implicación en el encuentro erótico, puede obstaculizar que surjan sensaciones placenteras. Si me dejo a merced de lo que la otra parte decida hacer y no comunico lo que me está pasando o lo que estoy sintiendo, es complicado que por ciencia infusa el encuentro erótico sea lo que me gustaría o deseo. Es cierto que por probabilidad puede pasar, o como dirían otros: “Milagros a Lourdes”. Si se tratase de una falta de excitación sostenida en el tiempo y que preocupa, es bueno realizar una valoración médica, así como averiguar si existe deficiencia de estrógenos, que puede suceder con la llegada de la menopausia. Si se ha comenzado con un tratamiento de antihistamínicos, anticolinérgicos, antidepresivos o algunos anticonceptivos en pastillas, hay que identificar el cómo y cuándo comenzó a sentirse la falta de excitación para determinar si la ingesta de medicamentos puede haberla generado.
Aquí, el trabajo en pareja es fundamental para volver a retomar los encuentros eróticos con ese punto de excitación. Ambos, a través de la comunicación, deben buscar y negociar los encuentros eróticos, especificar las posibles maneras de comenzar, cómo y qué le gusta a cada uno, llegar a acuerdos. A veces, si para un componente de la pareja algo entra en su esquema mental de inapropiado, hay que trabajar esos temores y el porqué, para averiguar si se trata de una idea adquirida por imitación de otros o por creencias pero sin fundamento ni experimentación propios.
La focalización sensorial es una de las fórmulas para retomar unos encuentros eróticos sin entrar en roles adquiridos. Se trata de abandonar esos papeles que habíamos tomado, llámalo pasivo, activo, como quieras… Lo importante es volver a descubrirse con calma sin que los genitales tengan el papel protagonista, ya volverán a entrar en el juego.
Desdramaticen. Pongan un poco de humor a todo y saldrá mejor…y si no, al menos se reirán. ¡Hasta pronto!
Rut Mónica Díaz
Sexóloga
@keepcalmmamaessexologa