El encuentro erótico puede acabar convirtiéndose en un algoritmo. Sí, has leído bien. De repente las matemáticas se han colado en tu cama y no te habías dado cuenta de ello. ¿Cómo es posible? Pensemos y analicemos. Esta analogía del algoritmo nos vale para reconocer cuándo estás teniendo unos encuentros eróticos tan mecanizados que se convierten en una serie de acciones encadenadas, una tras otra y que sirven para llegar a un objetivo, solucionar un problema o llevar a cabo una tarea…y ¡voilà, ahí tienes un algoritmo! ¿De qué me sirve este algoritmo? Probablemente en un encuentro erótico de muy poco. Si repites y repites sin variar, ¿dónde ves la gracia?
Pensemos: un poquito de besos (a veces ni eso) + algo de estimulación (bueno si puedo me la salto) + puede que sexo oral (no siempre me apetece) x juntar genitales = algoritmo del encuentro erótico. ¿No te parece que saltándote partes, basándote en juntar geniales sin un recorrido antes, el resultado será mecánico y predecible? Con la consiguiente posibilidad de que deje de apetecer por tan repetitivo, falto de sorpresas, pasión, juego e inspiración, por nombrar algunos detallitos que no aparecen en el algoritmo.
Si partimos de la diferencia existente entre hombres y mujeres, esto nos puede ayudar a la hora de vivir la sexualidad de una manera más fluida. Observando nuestra biología, sabemos que la producción de testosterona en los hombres es más elevada. Aunque ambos sexos tenemos niveles de testosterona -algo que influye en el impulso sexual-, en la mujer esas subidas en el deseo sexual suelen relacionarse con el momento más fértil del ciclo menstrual. Ahí ya podemos notar una diferencia en las ganas entre hombres y mujeres. Así que un buen punto puede ser estar atentos a esos ciclos. Toma nota. No olviden que existen excepciones y, por eso, nada mejor que comunicar.
Otro punto a tener en cuenta es la relación que ha existido entre las mujeres y sus genitales internos y los hombres cuyos genitales son externos. Esa posibilidad que ellos tienen de ver, tocar, experimentar, de saciar la curiosidad más fácilmente, facilita que se establezca una relación diferente con los genitales, algo que hace posible verlos y usarlos con más naturalidad. A esto le uniremos los mensajes que llegan a hombres y a mujeres -de todos es bien sabido- que son muy distintos. Parece que ellas no desean, hablan del mal olor de sus genitales, de algo oscuro…. No seguiré, y sin embargo ellos se observan, se tocan, incluso en grupos jóvenes (y no tan jóvenes) bromean, existen las masturbaciones en grupo. Sí, sí, los valientes las reconocen como juegos de la juventud.
No debemos olvidar la parte psicológica: la sexualidad femenina se nutre más desde el afecto, desde la caricia, desde los abrazos y besos sentidos, desde esa sensación de pertenencia, vínculo afectivo real, sensación de sentirse querida y comprendida. Desde ahí y haciendo caso a los tiempos, fluye mucho más que desde el encuentro mecanizado con algoritmos. Con este coctel de una sexualidad femenina algo silenciada, con una biología algo distinta y con el componente psicológico también a tiempos distintos, ¿qué podemos hacer? ¡Mucho! Teniendo esta información en mente y sin saltarse la comunicación asertiva en la pareja los encuentros tomarán otro rumbo, ese que ambos marcarán compartiendo los deseos.
Si no sabes cómo sacar el algoritmo tus encuentros eróticos te daré unas pistas. Tendrán que averiguar ambos qué es lo que desagrada hacer y el porqué, y eso solo se averigua dedicando tiempo. Analicen juntos cómo son los algoritmos del encuentro erótico que han usado hasta ahora. ¿Se cuentan o hablan de fantasías eróticas? ¿Se adelantan al encuentro erótico con frases del tipo "hoy toca"? ¿Crean atmósferas distintas en cada encuentro? ¿Siempre repiten la fórmula? ¿Se suelen tocar? ¿Se masturban mutuamente? ¿Se masturban uno frente al otro? ¿Se observan desnudos y se tocan? ¿Se dan algún tipo de masaje?
Más preguntas: ¿Hay felación? Ella lame los genitales de él. ¿Hay cunnilingus? Él lame los genitales de ella. ¿Se lamen el ano? Aquí una parte pondrá cara de asco, otra sonreirá, y está el grupo de los que se hacen pasar por "¡Yo eso no lo hago!" Llegamos al punto en el que quizás se acaba en penetración si ese es el caso del encuentro. ¿Varían las posturas? ¿Son creativos? ¿Investigan sensaciones diferentes? ¿Añaden algún juguete erótico? ¿Comparten juguetes eróticos? ¿Usan algún disfraz? ¿Se sorprenden reglándose juguetes eróticos?
Lo dejaré aquí, creo que con este elenco de preguntas ya pueden comenzar a pensar sobre si hay o no hay algoritmo en los encuentros eróticos. ¡Ah! Pase lo que pase y le pese a quien le pese, no olviden el humor. ¡Hasta pronto!
Rut Mónica Díaz
Sexóloga
@keepcalmmamaessexologa