Nuestra respuesta sexual depende de factores biológicos y psicológicos con lo cual las dificultades sexuales pueden aparecer de distintas formas. No sólo esto, el inicio de dificultades en un componente de la pareja puede generar dificultades en el otro; un ejemplo: cuando un hombre eyacula excesivamente rápido puede generar problemas de deseo o excitación en la mujer. Otro caso puede ser cuando la penetración genera dolor en la mujer y esto causa dificultades de erección en el hombre.
Si existe de manera reiterada una falta de interés en los encuentros eróticos, no toma la iniciativa para tener contacto sexual con su pareja, nota ausencia de fantasía sexual, comienza las relaciones sexuales con total apatía y parece que hace un favor a la otra parte, si siente inapetencia absoluta y el encuentro erótico se realiza de forma completamente pasiva y esperando que la otra parte finalice, y rapidito a ser posible, hablamos de deseo sexual hipoactivo. No se pude denominar así cuando, una vez pasada esa primera fase de cero motivación ante el encuentro erótico, consiga responder a la estimulación y tener una experiencia satisfactoria.
La queja de algunos hombres es que su mujer parece capaz de vivir su vida sin “sexo”, cosa que él no comparte. Ellas por su parte admitirán que el encuentro erótico es una obligación hacia su pareja, así que acceden a las peticiones de la otra parte pero espaciando al máximo el número de encuentros. Puede suceder que la falta de deseo tenga una base en falta de excitación o de anorgasmia, por eso hay que hacer un análisis profundo de la situación y no quedarse sólo con lo que es más aparente.
No existe fórmula mágica sobre lo que sería un “deseo sano”, quizás en algún caso esa falta de deseo no es tanto falta, si no discrepancia en el deseo sexual de ambos. Puede que las preferencias sexuales de la pareja no se han matizado ni hablado lo suficiente y aparezca la falta de deseo por no querer acceder a ciertas prácticas.
¿Qué puede suceder? El hombre que demanda un encuentro erótico ante la negativa, cuando se da, siente frustración. Según cómo decida afrontar la situación, el rechazo puede traducirse en desapego emocional. Toda esta situación puede derivar en algún que otro enfado y discusión o falta de comunicación por no tratar un tema peliagudo para ambos. Del otro lado, la mujer que vive la situación con falta de deseo puede sentir que esos acercamientos y demandas del hombre son demasiado exigentes, pudiendo percibirlo como falta de empatía. Si el afrontamiento de la situación se basa en ceder porque se siente obligada y a la vez lo que quiere es huir de un conflicto, probablemente genere resentimiento hacia la pareja e incomodidad.
Mucho cuidado con los comentarios que hacemos a la pareja en casos así, flaco favor hacemos si tachamos a la otra parte de disfuncional, anormal o la rechazamos. Así no construimos, sólo conseguimos aumentar la dificultad y el distanciamiento. El respeto, la compasión, el compromiso y el amor son los mejores pilares para salir airosos de situaciones como éstas. Tocará más focalización sensorial, tocará hacerse preguntas para averiguar el origen de esa falta de deseo, y tocará, si no se llega a conclusiones que cambien la situación, solicitar ayuda de un profesional. Mucho ánimo porque seguro que tiene solución, eso sí, no olviden el humor. ¡Hasta pronto!
Rut Mónica Díaz
Sexóloga
@sexologarutmonicadiaz