Si te enfrentas a una dificultad en tu sexuación, sexualidad, erótica, amatoria o pareja, y partiendo de la base de la no existencia de pastillas mágicas ni soluciones milagrosas, lo primero es huir de los remedios rápidos: consultar en internet o consultar a alguien cercano.
¿Qué puede suceder con ese plan A? La posibilidad de aumentar el componente ansiógeno, ya que tu mente estará más centrada en el `supuesto problema´, y en si vuelve a suceder. Hablamos de una mente que está continuamente comparándose, lo que hace que finalmente se cree un auténtico problema.
¿Quieres avanzar? Pasa al plan B: pide ayuda a un especialista en lo que preocupa. Se trata de buscar las causas y averiguar qué sucede. Algunas etiquetas para esas dificultades puede que ya las tengas en mente: eyaculación precoz, anorgasmia, impotencia, “no siento nada”, falta de deseo, dificultad en la comprensión y aceptación de la homosexualidad, en aceptar quien eres realmente, etc.
La Sexología ha tenido que lidiar en sus intervenciones con la psico-patología y la moral imperante ante una serie de creencias (bueno/malo) que actúan como condicionantes en muchos aspectos de la vida y que repercuten en las conductas y en la comprensión de las mismas, y ante una patologización (normal/anormal), generalizada donde se captan rápido anomalías y trastornos. La figura del sexólogo tiene como objetivo ayudar a la persona, con su historia sexual delante, a ahondar en el proceso que vive y siente, profundizar hasta llegar a las causas reales. Cuando nos duele una muela, no dudamos a dónde debemos ir. Cuando nos fracturamos un hueso, lo mismo. Existen infinidad de profesionales que están ahí para ayudarnos a encontrar una solución y tener una calidad de vida. No te olvides, entonces, de la existencia de los sexólogos.
Estas dificultades probablemente se manifestarían con menos frecuencia si existiese una Educación Sexual desde la base. Nuestro sistema educativo le da importancia a asignaturas como Matemáticas, Ciencias, Lengua, etc., pero me pregunto si no sería igual o más importante conocerse a uno mismo, saber quién soy, saber cómo me siento, qué me gusta, qué es eso de la autoestima, por qué me siento atraído por…, por qué me siento mujer pero todos dicen que soy hombre, qué pasa con mi deseo, hacia dónde lo enfoco, ¿Uy, qué le pasa a mi pene?, ¿Por qué si toco el clítoris siento lo que siento?, ¿Valoro mi cuerpo? ¿Lo cuido y lo respeto? ¿Con quien me relaciono lo cuida y respeta? ¿Sé diferenciar entre lo que se puede hacer en público y lo que pertenece al ámbito privado? ¿Qué es eso del autoerotismo? ¿Importa tanto lo que dicen otros o tengo criterio propio porque me han dado herramientas para tomar decisiones fundamentadas? ¿Sin pasión la pareja funciona? Hay muchas preguntas que surgen en todas las etapas de la vida y no vale con dejarlas medio resueltas o pensar que ya se resolverán.
Son interrogantes donde se ve la importancia de una Educación Sexual. Quizás así se consiga abordar y resolver algunas de las dificultades por las que todos pasamos en nuestra sexuación, sexualidad, erótica, amatoria y pareja.
Trataremos más a fondo las dificultades, mientras…sigan fluyendo y poniéndole humor a todo.
Rut Mónica Díaz
Sexóloga
@keepcalmmamaessexologa