El origen de las vacunas lo encontramos en la evolución que el médico inglés Edward Jenner realizó en 1796 sobre la variolización como técnica para prevenir la viruela. Esta enfermedad, considerada erradicada desde 1980, mató a más de 60 millones de personas durante el siglo XVIII. Jenner descubrió que inoculando la viruela bovina, las personas quedaban inmunizadas y no desarrollaban la enfermedad.
Cuatro años después, en 1800, la vacuna de Jenner llegó a España y se vacunó a las primeras personas, incluida toda la corte de Carlos IV. El médico del rey, Francisco Javier de Balmis y Berenguer, quedó completamente convencido de que debía vacunarse a toda la población, especialmente a los niños, de todas las tierras de la corona. Con ese objetivo, impulsó la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.
Llevar la vacuna a los territorios de ultramar no era una tarea sencilla, puesto que la muestra solo podía ser conservada durante unos días. Balmis tuvo la idea de que ese suero podía ser transportado inoculando sucesivamente a niños durante la navegación hacia las diferentes colonias. Con ese objetivo, llevó con él a 22 niños del orfanato Casa de Expósitos de La Coruña, acompañados de la rectora del hospicio, y madre de uno de esos niños, Isabel Zendal Gómez. La expedición partió el 30 de noviembre de 1803.
El 10 de diciembre la Real Expedición hace su primera parada en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife, donde vacuna durante un mes a miles de personas. Desde esta isla se realiza una distribución logística sin precedentes hacia el resto del archipiélago. Tras este paso por Canarias, la expedición de Balmis, y de José Salvany y Lleopart, siguen su viaje a América con cuatro niños más.
Balmis regresa a España en 1806, pero la campaña de vacunación sigue, gracias a que las Juntas de Vacuna funcionaban de forma autónoma. Esto, para muchos expertos, supone un hito histórico para la configuración de los sistemas sanitarios tal y como los entendemos hoy. Salvany, que en 1804 se separó de Balmis para llevar la vacuna por América del Sur, murió en 1810 en Cochabamba (Bolivia). Isabel Zendal se quedó en Puebla (México) con su hijo; en 1950 es reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la primera enfermera de la historia en misión internacional.