Los procesos de gentrificación que suceden en las grandes ciudades, la reflexión sobre nuestros modelos de vida y la búsqueda de espacios más placenteros y tranquilos, están provocando que, de nuevo, miremos a las escuelas rurales.
La escuela, en estos entornos, se convierte en el centro social del pueblo. Son clases por la mañana y un lugar de reunión por la tarde o en un taller de música para los mayores.
Ángel nos comenta que siente que «no solo trabaja, sino que vive en la escuela» y que «ha ganado calidad de vida». Se siente inmerso en las bondades naturales de la isla, más cerca de la madre Tierra y, por lo tanto, de su alumnado.
Trabajar en una escuela rural no implica estar más desconectado o alejado, sino más bien todo lo contrario. Los sentidos se agudizan y por lo tanto se está más atento a los pequeños detalles del entorno social, natural y personal.
Ángel apunta que una de las ventajas de trabajar y de estudiar en estas escuelas es que se crea un vínculo y una conexión de toda la comunidad educativa más intensa: «He trabajado en muchos centros y la gran diferencia se ve sobre todo en la cercanía que tenemos con las familias y que las familias tienen con nosotros».
«Al ser menos gente, también somos más equipo. Estamos también más pendiente de la parte más personal de los compañeros».
Los centros rurales dan al alumnado la oportunidad de estar mucho más en contacto con la naturaleza, comprender y entender los ciclos de la vida y de conocer con viveza lo que ocurre en el ecosistema más próximo.
Un centro rural es un gran aula en el exterior y ayuda a sentir mucho más de cerca procesos que otros aprenden a través de imágenes o un texto en un libro.
«De todos aprendemos y al ser menos alumnos, más vas a aprender», comenta Ángel emocionado.
Proteger la diversidad es un deber de todos. En ocasiones se han menospreciado las escuelas unitarias y rurales, considerándolas «incompletas», pero son una oportunidad para evitar la despoblación de muchas zonas de nuestras islas y proteger la identidad y los valores etnográficos y culturales de un lugar, que muchos casos son únicos e irremplazables.
Para los docentes es, sin duda, una ocasión para recuperar la esencia de lo que significa ser y sentirse maestro.
Puedes escuchar la entrevista completa:
https://www.spreaker.com/episode/43705309
Daniel Martín
Maestro, narrador oral y escritor