Alicia Martinón, consejera delegada del Grupo Martinón, asegura en esta entrevista que la colaboración público-privada es fundamental para superar cuanto antes esta situación pandémica, pero entiende que “estamos muy lejos, sin embargo, de superar la tradicional desconfianza de ambas partes y de reconocer esta interdependencia”. Añade además que en la era postcovid “las empresas canarias deben seguir apostando por la modernización, la calidad y los precios competitivos”.
Hay quien no da por perdida esta temporada turística en las Islas, otros que empezaremos a ver un inicio de recuperación en seis meses y también hay quien habla de 3 años de plazo, ¿cuál es su previsión?
La situación es lo suficientemente incierta en este momento como para poder aventurar pronósticos con alto grado de fiabilidad. El reciente repunte de contagios y la certeza de que estamos ante una nueva ola no ayuda a despejar precisamente las incógnitas.
En todo caso, creemos que no se debe dar por perdida totalmente la temporada, si nos estamos refiriendo al conjunto del año 2021, aunque los resultados no serán buenos. Nuestra percepción es que, si el proceso de vacunación de los ciudadanos europeos avanza a ritmos normales, en el mes de mayo o junio de este año el sector turístico puede empezar lentamente su recuperación coincidiendo con un porcentaje alto de personas vacunadas. Por los datos que vamos teniendo, tanto el Reino Unido, como Alemania, Francia, Italia y los países del norte de Europa están empezando a tomar una velocidad de crucero en el proceso de vacunación y esperemos que España lo alcance también. Canarias es, además, un destino seguro y un destino muy atractivo para los turistas británicos, europeos y nacionales.
De ahí nuestra confianza en que el inicio de la recuperación comience este año si somos capaces entre todos de hacer que todos esos factores confluyan en el segundo trimestre del año. Lo que es innegable es que no podemos aspirar a que la temporada 2021 sea “normal”, pero sinceramente opinamos que a mediados de año es posible una cierta recuperación del sector.
¿Qué se puede hacer para acortar lo más posible esos plazos de vuelta a la normalidad en Canarias? ¿Y cómo deben afrontar las empresas canarias la era postcovid?
Desde luego, lo primero es mantener a Canarias como territorio seguro. Seguir insistiendo en los test, garantizar que el proceso de vacunación en Canarias siga siendo rápido y mantener nuestros esfuerzos para que el destino sea atractivo.
Y, por lo que se refiere al sector que conozco, creo que hay que seguir en la línea de la modernización, la calidad y los precios competitivos.
¿Cómo podemos mejorar la gestión público- privada?
Debemos partir, a mi juicio, de un hecho incontestable: el sector turístico es el motor económico principal de Canarias. La colaboración público-privada en este sector es, por lo tanto, de evidente interés general porque el sector público y el privado somos interdependientes. Estamos muy lejos, sin embargo, de superar la tradicional desconfianza de ambos sectores y de reconocer esta interdependencia. Para empezar a mejorar, lo primero que debemos hacer es escucharnos lealmente y ser conscientes de que mantener un sector turístico fuerte es vital para el desarrollo de la comunidad. A veces tenemos la impresión de que se adoptan decisiones desde la Administración que tienen poco que ver con la realidad económico empresarial y de que se sigue viendo al empresario como un adversario, más que como un motor de desarrollo y parte esencial para el desarrollo del país.
¿Qué opina de la gestión de las diferentes administraciones? ¿Cuál debe ser el recorrido de los ERTES y otras medidas de apoyo a las empresas? ¿Qué otras herramientas podrían implantarse?
Hay que reconocer, en primer lugar, que la pandemia del COVID 19 nos ha pillado a todos desprevenidos y ha cambiado el panorama de las relaciones laborales. Las dudas sobre la aplicación de los ERTES y sus renovaciones no ayudaron en el inicio, e incluso ahora a dos semanas de la renovación o la terminación de la última prórroga de los ERTES, aún no sabemos qué ocurrirá. Y, vista la evolución de la pandemia y las medidas que se van adoptando y sus resultados, algunas de las prohibiciones que pudieron tener sentido inicialmente, ahora no lo tienen, porque la realidad hará que muchas empresas no puedan subsistir con la misma plantilla.
Desde la perspectiva de la gestión de los ERTES, es cierto que ha habido disfunciones, pero superados los primeros momentos y una vez que se llegó al acuerdo entre las partes, la gestión desde nuestra experiencia ha sido aceptable.
Es absolutamente indispensable el mantenimiento de los ERTES. Los empresarios estamos deseando abrir nuestros establecimientos con la máxima ocupación y con la totalidad de nuestra plantilla, pero la realidad nos demuestra que esto es imposible por el momento. Así que los ERTES deben continuar. Además, debe seguir favoreciéndose la financiación de las empresas que estamos ya en el límite después de casi un año sin ingreso alguno y afrontando pagos. Creo que esas medidas, junto con un tratamiento fiscal más adecuado a nuestras circunstancias, es fundamental para que no desaparezcan más empresas del sector.
¿Qué gran lección o lecciones hemos aprendido (o debimos aprender) de esta crisis histórica?
La primera lección que hemos aprendido todos ha sido que somos extremadamente vulnerables y que la globalización nos puede afectar de manera positiva, pero también nos puede crear situaciones para las que no estamos preparados. En la última semana de febrero de 2020 no preveíamos que 10 días después el mundo estuviera prácticamente paralizado. Esto nos obliga a analizar los planes de las empresas de otra forma. Hemos aprendido también que en estas situaciones el diálogo de los agentes sociales es vital. Hemos aprendido mucho (o eso espero, al menos) de solidaridad, del necesario cuidado de nuestros mayores, de las personas que trabajan con nosotros. En fin, hemos debido aprender que estas situaciones puede que se repitan y no nos pueden sorprender otra vez con los brazos caídos.
El Gobierno de Canarias espera que en verano esté vacunada el 70% de la población. Si se cumple será, sin duda, un desahogo. Aunque hay otros asuntos que han quedado ensombrecidos por esta situación, pero que también son fundamentales para el crecimiento del Archipiélago. ¿Cuáles son los más le preocupan y que se deben abordar con urgencia?
Más que un desahogo, si no se cumple será un desastre. Lo que la Administración Pública debe garantizar, como su principal obligación en estos tres meses venideros, es que una gran parte de la población esté vacunada, y que la vacunación se realice de modo ordenado e igualitario. Si no es así, todos los esfuerzos que hemos hecho serán inútiles. Si Canarias no es un destino seguro, no será un destino turístico en 2021.