La mentira como estilo de vida
Esta semana vengo a hablarles de algo que odio: las mentiras. Más concretamente, las personas mentirosas. ¿Nunca se han topado con alguien que hace de mentir su forma de vida? ¿No? ¡Qué suerte!
Existen esas personas, que, mentirosos compulsivos como Jim Carrey en la película, basan toda su vida en certezas que no son ciertas. ¡Qué contrariedad! Afirman cosas que de lejos se ven que son mentira, y lo que es peor, ¡se lo creen! Y son tan ególatras como para creerse más inteligentes que los demás y piensan que también les creemos.
Seamos honestos, mentir, todos hemos mentido alguna vez, una mentirijilla piadosa. Como cuando decimos a nuestros padres que vamos a tomar café con nuestra amiga Fulanita y en realidad estamos tomándolo con Menganito al que conocimos por Tinder. Mentiras sin importancia, por el bienestar de la salud mental de nuestros progenitores. O cuando le decimos a un cliente pesado que nuestro jefe está reunido y lo tenemos delante diciéndonos con la cabeza que no quiere atender esa molesta llamada. ¡Cositas sin importancia!
Me enseñaron de niña que mentir no está bien. “Las mentiras tienen las patitas muy cortas, Zeneida”, decía siempre mi padre con esa voz sabia que poseía, y yo me lo grabé a fuego en el cerebro y nunca miento (no al menos en cosas importantes), pero sí he desarrollado un radar para detectar mentirosos patológicos.
Les llamo patológicos porque creo que sufren una patología, y ojo, solo es mi creencia, no soy psicóloga, ni médico, pero una persona que miente constantemente y no solo eso, sino que se lo cree y es capaz de mantener la mentira, además de tener buena memoria, debe tener algún trastorno.
No es normal lo que se ve hoy en día. Aparentar es para mí el primer grado de mentira. Hacer ver a los demás algo que no eres, fingir una personalidad que no es la tuya. ¿Con qué fin? Siempre suele ser con el de conseguir algo a cambio, o con el de sobresalir por encima de alguien. ¿No se cansan? Esas personas que viven constantemente del postureo, de tener una vida de cara a la galería y otra de puertas para adentro de su casa. ¿No es agotador? A mi me cansa llevar una sola vida, no quiero ni imaginar la posibilidad de llevar dos.
Esta semana les invito a participar conmigo, ¿qué piensas sobre las mentiras? ¿Cuál es la mentira más gorda que te han dicho? ¿Conoces a algún mentiroso patológico? ¡Te leo! Y recuerden, mentir no está bien, ya nos enseñaron Mulder y Scully hace muchos años que “la verdad está ahí fuera”.
Zeneida Miranda
Periodista
@ZeneidaMirandaS