El plástico, ¿enemigo público número 1 del medioambiente?
De un tiempo a esta parte se ha creado una campaña de acoso y derribo al uso del plástico en todas sus formas, pero ¿realmente está justificada esta campaña? ¿Es el plástico el verdadero problema y culpable de todos nuestros males? Veamos…
Todos hemos visto infinidad de imágenes desgarradoras del mar lleno de plásticos de todo tipo y de animales muertos por ingerir o quedar atrapados en plásticos, lo que sin duda supone uno de los mayores problemas medioambientales de nuestra época. No pretendo discutir sobre ello ni infravalorar el problema, pero creo que estamos errando en el diagnóstico si achacamos al plástico el origen de esta problemática.
En realidad, el material plástico NO es responsable de nada, y mucho menos de acabar el en mar, somos nosotros los responsables de gestionar adecuadamente los residuos de cualquier tipo que generamos diariamente. Criminalizar un material, cuando somos nosotros quienes lo utilizamos en exceso y no gestionamos correctamente el tratamiento de los residuos, es sencillamente enmascarar el verdadero problema. Nosotros, como individuos y como sociedad.
Las bondades del plástico
Les invito a que por unos segundos dejen de leer el artículo para hacer un pequeño ejercicio. Ahí, justo donde están, miren a su alrededor e intenten identificar todo lo que contenga plástico, en nuestra propia ropa, en las carcasas de dispositivos, recubrimiento de cables, como componente de otros aparatos de mayor tamaño como un coche, etc.
Una vez hayan identificado todo el plástico que está a su alrededor, ahora intente sustituirlo por el resto de materiales disponibles, madera, metal, vidrio, piedra, tejido, cerámica o papel…
¿Qué tal? Seguro que hay cosas de fácil sustitución, pero hay otras que difícilmente pueden ser sustituidos por otro material y a la vez mantener las mismas prestaciones, puesto que el plástico puede fabricarse como pieza dura y resistente o como un film transparente y maleable. La versatilidad que a día de hoy ofrece el plástico no lo ofrece ningún otro material (actualmente disponible) del mercado.
Algunos se afanan en encontrar plásticos biodegradables o solubles en el mar, y es una buena opción, pero resulta algo descorazonador que debamos asumir que nuestro verdadero problema no tiene solución, que no podemos mejorar nuestro comportamiento cívico y responsable, que no podamos evitar nuestros residuos lleguen al mar.
Si realmente queremos buscar un culpable del uso indiscriminado del plástico, quizás sí podamos encontrarlo. En mi opinión, la responsabilidad recae sobre una idea que se instauró en nuestra sociedad hace unos 40 años y debemos luchar contra ella sin descanso. Me refiero al concepto de “Usar y Tirar”. Los bienes de un solo uso sí pueden considerarse el origen de muchos de nuestros males como sociedad, ya que ofrecen un espejismo de comodidad, despreocupación y eliminación de trabajo a cambio de incrementar exponencialmente la generación de residuos.
Dicho todo lo anterior, me gustaría apelar a esa responsabilidad, social e individual que hace que cada uno de nosotros tome las decisiones adecuadas para evitar, dentro de lo posible, el uso del plástico, y cuando no sea posible evitarlo, que lo gestionemos adecuadamente como residuo. Para ello propondré el ejemplo de una medida, increíblemente sencilla, que disminuye la cantidad de plástico que usamos, además de mejorar otros parámetros medioambientales como la huella de carbono.
Todos nos duchamos cada día, para ello usamos el GEL de ducha, que normalmente viene en botella de plástico de 1L, pero ¿qué pasó con las pastillas de jabón?
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Una pastilla de jabón para la ducha dura lo mismo que una botella de gel de ducha.
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La pastilla de jabón no se derrama ni desperdicia.
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La pastilla ocupa y pesa aproximadamente el 20% de una botella de gel, con lo que su transporte y distribución es más económica, eficiente y con una huella de carbono inferior.
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Evidentemente, la pastilla puede venir envuelta en papel vegetal, pero aunque venga en plástico, sería mucho menos plástico que el necesario para fabricar una botella de gel de ducha.
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Si suponemos que una botella de 1L usado por una persona puede durar 15 días, estaríamos hablando de reducir, únicamente en España, 90 millones de botellas de plástico cada mes.
¿Cuál sería el coste de esta medida? ¿Cuál sería la dificultad para su implantación?
Como este hay otros muchos ejemplos de soluciones sencillas, que incluso ya estaban ahí hace unos años y que hemos obviado en beneficio únicamente de nuestra propia comodidad.
Como he comentado en artículos anteriores, no esperemos a que nos den la solución a todo, tomemos individualmente las decisiones que pueden marcar la diferencia.
Miguel Llinás
Ingeniero Técnico
Especialista en Gestión y Ahorro Energético