sábado. 23.11.2024

¿Quién cuida de ellos?

La gran mentira es la supuesta normalidad. Me declaro un negacionista emocional y vivir como si nada estuviese pasando. Un abrazo, un beso o una caricia, es lo que es. Un chocar de codos es eso, dos codos que se golpean; otra bien distinta es que interpretemos que nos sentimos acogidos de esa manera. Daniel Martín.

Profesora en un centro escolar
Profesora en un centro escolar

En estos momentos se apañan. Como se hace en las aulas en el día a día, o en las clases de Educación Física, o en las áreas artísticas, o en los recreos que, en algunos casos, no lo son tanto.

Que haya empezado el curso, que hayamos expuestos a miles de funcionarios a trabajar en unas condiciones más bien dudosas, con miles de niños y niñas, no significa que no esté sucediendo nada y todo esté «resuelto». Podría dar la sensación que la escuela, los equipos docentes —con los directores, jefes de estudios y secretarios al frente—, han doblegado al virus y han dominado a la pandemia.

Los trabajadores y trabajadoras de las escuelas tienen los mismos derechos que cualquier otro que se protege detrás de una mampara y que recibe a los ciudadanos a uno coma cinco metros de distancia después de haberse enjuagado las manos, como debe ser.

Es paradójico que una directora de un centro escolar tenga que estar a disposición los fines de semana sin ninguna compensación, fuera de su horario lectivo, o que tengan que entregar la documentación en la administración educativa, pidiendo cita y guardando unas medidas de seguridad, como debe ser, y que luego no exigían esas mismas medidas en los centros escolares siendo la misma administración.

En marzo de 2019, más de ocho millones de alumnos y alumnas de todo el Estado pasaron en apenas unas semanas a recibir clases no presenciales. Un esfuerzo en el que se involucraron las familias y, sobre todo, los más de ochocientos mil docentes de enseñanza general.

Y durante este curso, más o menos el mismo alumnado y el profesorado han iniciado una carrera de fondo que va a durar nueve meses. ¿Quién se va a ocupar de los que se han tenido que parar en el camino o de los Equipos Directivos que ya se están planteando su renuncia? ¿Estamos en disposición la escuela canaria de perder a activos tan valiosos?

Espero que los responsables de la Consejería de Educación hayan previsto avituallamientos emocionales para preservar la salud de sus trabajadores y trabajadoras; imagino que se han elaborado planes especiales para la atención psicológica y pedagógica de los docentes, quiero pensar que mis compañeros y compañeras no están abandonados a su suerte.

Existen muchas personas que participan en la vida de los centros escolares que no están presentes en las aulas, pero que su trabajo es necesario. Me refiero a los equipos de orientación, a los docentes en comisiones de servicios que realizan funciones de formación y asesoramiento, a la inspección educativa, a las direcciones generales, a las responsables municipales... Todos ellos y ellas conforman el universo al que llamamos de manera genérica «comunidad educativa».

Ahora es el momento de demostrarlo.

Y solo hay una manera de hacerlo.

 

Daniel Martín

Maestro, narrador oral y escritor

www.danielmartincastellano.com

¿Quién cuida de ellos?