¿Necesitas sustancias tóxicas para un buen encuentro erótico?
Algunas modas ponen el foco en sustancias tóxicas como aliadas del buen encuentro erótico y de un aumento del deseo y satisfacción. En este artículo podrás ver las dos caras del mito y así decidir si compensa estar con todos tus sentidos en el encuentro erótico o prefieres filtrarlos
Tras hablar del alcohol, seguimos avanzando con más sustancias que pueden modificar la vivencia de tu sexualidad y el disfrutar o no de un encuentro erótico con todos los sentidos puestos en él. La llamada “droga del amor”, el éxtasis tiene una doble cara. A pesar de que el efecto subjetivo te haga sentir un aumento del deseo sexual, te sientas muy sensual, notes que aumenta tu satisfacción y consigas alargar la llegada al orgasmo, (uno de los motivos por el que probablemente se usa), el consumo crónico puede dar un giro a estas sensaciones puntuales y generar dificultades a la hora de querer tener un encuentro erótico satisfactorio para ambas partes.
Si analizamos el cannabis y sus supuestos atributos, como el aumento del placer y satisfacción sexual, podemos ver cómo causa un efecto en la percepción. Al favorecer el estado de relajación los consumidores pueden dejarse llevar más de lo usual y sentir un aumento en la motivación para llevar a cabo conductas que de otra manera no materializarían. Ahora bien, si ponemos los pies en la tierra y nos vamos a un consumo periódico podríamos notar disminución en el deseo sexual, quizás como hombre notes que el pene no te responde y como mujer que tu excitación no es la que era. Como mujer y consumidora habitual podrías observar también un cambio en la lubricación vaginal, lo que puede provocarte dolor en el momento de la penetración.
La cocaína como estimulante del sistema nervioso puede generarte sensaciones de bienestar que te hacen sentir un aumento de la sensualidad y del deseo. Volvemos a lo ya dicho, el consumo frecuente y alargado en el tiempo ya sea en modo inhalada, inyectada o (crack) si la fumas, repercutirá de manera negativa en tus encuentros eróticos, tus capacidades no serán las mismas. Aunque el deseo y la excitación puedan aumentar, de nada te sirven si acabas con orgasmos inhibidos. Por otra parte está el juego de aplicar esta droga en el glande del pene o en el clítoris a modo de anestésico local, con la intención de retrasar el orgasmo. En este sentido, hay que saber jugar y especificar bien las reglas del juego, primero conocimiento (pros y contras) y luego juego. En casos en los que se aplica en el ano para facilitar la penetración anal, hay que ser cautelosos con lo que se introduce y la manera, el juego puede acabar mal. No todos los objetos están preparados para penetración anal y deben tener un ‘tope’, ni la penetración anal se debe practicar de cualquier manera si se pretende generar satisfacción. También hay que tener especial atención a las probabilidades de padecer infarto cardiovascular por el consumo abusivo de cocaína, a parte de aumentar la posibilidad de sufrir disfunción eréctil y, como hemos visto, prácticas sexuales de riesgo que poco aportan si lo que se pretende es disfrutar y pasarlo bien.
Las drogas aparejadas a ciertos eventos, fiestas y a la entrada en algunos “clubs” pueden traer consigo la aparición de conductas de riesgo. ¿Qué sucede con ellas? Posible infección por ITG (Infección de Transmisión Genital), embarazos no deseados, abusos por no estar con plenas facultades, promiscuidad sin ser consciente de lo que se está haciendo ni con quién, su consecuente arrepentimiento y caída en emociones negativas. Ese mito sobre el uso de drogas como potenciador sexual, del deseo o desinhibidor suele traer consigo una factura algo cara. Si se cae en abuso crónico el panorama empeora, y aquello que parecía un potenciador altera la respuesta sexual y deja de ser un aliado para ser enemigo del encuentro erótico placentero, vivido y sentido. Así que pon todos los sentidos y atención en aquello que quieres disfrutar y con quien lo quieres disfrutar. Lo hagas como lo hagas no olvides el equilibrio y muchísimo menos el humor. ¡Hasta pronto!
Rut Mónica Díaz
Sexóloga