Con mis pelotas no se juega. ¡Con mi clítoris tampoco!
Jugar está permitido, pero hay que saber jugar. Como dice el dicho, “no nacimos aprendidos”, y en ocasiones el desconocimiento puede hacer que un encuentro erótico que prometía acabe en desastre y caras de asombro
Hay infinidad de vídeos en internet donde queda clara la sensibilidad en el escroto y testículos masculino: alguna pelota que se dirige a la zona, saltos en los que la parada se hace con la entrepierna, etc. Puede que ahora, recordando algún momento similar, aparezca una sonrisa en tu cara. Parece casi un aprendizaje vicario de ese tipo de sensación. Sólo al observar esa reacción todos, incluidas las mujeres, identificamos que debe ser muy intensa la experiencia.
¿Qué es el escroto y los testículos? El escroto es la bolsa que recubre los testículos, esos a los que algunos llaman "mis pelotas", "mis huevos", "la joya de la corona"… según creatividad del poseedor. Una vez aclarados los términos, y con el ejemplo anterior en mente, nos trasladamos a un encuentro erótico. Estamos en los preliminares, con el jugueteo inicial y ¡de repente! una mano empieza a estimular los testículos como si se tratase de dos bolas ‘Baoding’. Sí, esas bolas metálicas para aliviar el estrés con las que se juguetea en la mano. En ese instante el dueño de esos testículos abrirá los ojos como platos y quizás parará la situación y explicará a la otra parte que los testículos son muy sensibles y que hay que tratarlos con delicadeza y siempre a gusto del dueño. El escroto y testículos es una zona que bien estimulada contribuye a la excitación, pero es aquí donde la comunicación y el intercambio son fundamentales. Decir cómo nos gusta que nos toquen, acaricien, besen o lameteen nuestras partes más sensibles es esencial. A todo se aprende y las maneras de dar satisfacción a la pareja también es un proceso de aprendizaje y a veces de posible prueba-error.
¿Qué es el clítoris? Aquí, más de una diría lo que otros, "la joya de la corona para las féminas". En la mujer es el único órgano destinado al placer sexual, es su utilidad y no es poca, ¿a qué no? Si no…. cógete un espejo de mano, búscalo hoy mismo y ¡pruébalo! Lo primero es conocerte a ti misma para luego compartir ese conocimiento. Al igual que el pene, el clítoris tiene tronco y glande e infinidad de terminaciones nerviosas, lo que hace que su manipulación sea absolutamente placentera. Igual que el pene durante la excitación sexual se hincha y experimenta erección. Una vez explicada la funcionalidad y el uso, hay que recordar que con el clítoris tampoco se juega a lo loco, no debe presionarse como si de un interruptor roto se tratase, como si a fuerza de presionarlo de forma rápida y sin control de repente fuese a funcionar. De nuevo, la dueña del clítoris, si notase a la otra parte perdida, debe parar el juego e indicar de qué forma le gusta que le acaricien o besen el clítoris, de qué manera le excita más, si estimulándolo con un solo dedo, si tocando a la vez los labios menores, si le gusta en círculos o con leves golpecitos, o si le gusta alternar movimientos. La comunicación sí que es la joya de la corona en todo encuentro erótico. Recuerda: “El que no sabe, es como el que no ve”.
De nuevo, recuerdo tener cautela con interpretación y uso de la pornografía. Muchas personas llegan al encuentro erótico con la pareja tomando como referente unas puestas en escena que poco tienen que ver con la realidad, pretendiendo manipular partes sensibles como han visto en la pornografía. Recuerden que son actores y actrices que, aunque no disfruten, siempre fingirán que sí; cobran por ello. El resto de los mortales deben comunicarse. Hablar más e imitar menos, conoce los gustos eróticos de la persona con la que vas a tener un encuentro, ésa es la manera de sacarle el mejor partido y disfrutarlo sin llevarte sustos o sorpresas innecesarias. Y no dejes de ponerle humor a todo. ¡Hasta pronto!
Rut Mónica Díaz
Sexóloga
@keepcalmmamaessexologa