Pareja + Hijo(s) = Cambios
Existen las clases de preparación al parto, y ¿para cuándo las clases de preparación para la llegada de un componente más a la familia? A la pareja le sumamos hijos. ¿Cómo cambia nuestra sexualidad? ¿La pareja estaba preparada? A estas y otras cuestiones responde nuestra sexóloga Rut Mónica Díaz
A la ecuación, no sencilla, de la pareja, se unen uno o varios componentes más: los hijos, y con esta llegada comienzan los cambios. El primer posible cambio es la aceptación de esa llegada. No siempre el hijo es buscado y deseado y aquí entrarían en acción la reticencia de uno de los progenitores, el sentimiento de culpa del otro, posibles reproches por el descuido y todo ello hay que superarlo y gestionarlo. Otro de los escollos que afectan a la pareja son los cambios en la estructura que ya existía. Ahora hay un componente más. Se deben repartir tiempos, reajustar la convivencia, las tareas, las responsabilidades. A eso hay que sumarle un cambio en los roles dentro de la relación: "la mujer de…", "la pareja de…", pasa a ser "la mamá de…". Sucede igual con "el marido de…" o "la pareja de…", que pasa a ser también "el papá de…". Se pasa de amantes, pareja, esposos a padres, madres.
¿Cómo afectan estos cambios en los papeles? Para muchas parejas el reajuste es más o menos rápido, tienen una comunicación real, una escucha activa y consiguen exponer todas sus emociones y todas sus expectativas, no dejando espacio para caer en el nulo entendimiento. Para otras se hace complicado y en el mejor de los casos pedirán ayuda, si no… probablemente entren en el terreno del conflicto y de ir sumando pequeños malos entendidos que en algún momento, y bajo la presión de la nueva vida con hijos, pueden surgir a modo de crisis. Toda crisis es un buen punto de inflexión para resurgir y aprender.
Como la sexualidad es una asignatura pendiente, no lo iba a ser menos ni durante el embarazo ni con la llegada del nuevo hijo o hijos. Hay que tener en mente que la maternidad, para algunas mujeres, puede cubrir las necesidades sexuales. Para ellas, la sensación de satisfacción que les genera la crianza, el dar el pecho, el cuidar de sus hijos, etc. disminuye el interés por tener encuentros íntimos con la pareja. Algunas mujeres le sacan partido a esas subidas en los niveles de oxitocina durante la lactancia y los niveles de prolactina, disfrutan y se sienten plenas.
El cambio experimentado en el cuerpo durante el embarazo puede afectar al hecho de sentirse deseada. Puede suceder que una mujer sienta que su deseo depende del sentirse deseada por su pareja, con lo cual pone la responsabilidad en el otro y es un error. No es necesario sentirse deseada para desear. Que pueda aumentar tu deseo al ver el deseo del otro de manera explícita… puede ser. Esa confusión en las sensaciones y percepciones también influye en los encuentros, en ocasiones contribuyendo a que desaparezcan o se espacien mucho en el tiempo si no se habla claramente.
A todos estos cambios hormonales en el cuerpo y con un componente más en la familia, sumamos el cómo entró la pareja a esa nueva vida. Si antes repetían mecánicamente un acto, sin más, toca replantearse todo. Si no habían hablado lo suficiente y claramente sobre sus gustos eróticos, sus gustos en el encuentro, sus deseos, si no se conocen bien a ese nivel, llegó el momento de replantearlo todo con mucha comunicación. Y les recuerdo que la pornografía, aunque para muchos puede haber sido una guía, no es un modelo del buen encuentro; mejor hablar de los gustos y lo que se espera del encuentro que van a tener. La llegada de un hijo puede ser una oportunidad para mejorar en muchos aspectos y, por qué no, en los encuentros eróticos también. Sólo hay que buscar los huecos y ponerle todo el amor, la pasión y el compromiso que se merece ese momento.
Nos vemos pronto. Les animo a crear sus propios modelos de encuentro dejando de lado la pornografía, a fluir más, dejarse llevar más, comunicarse más y ponerle humor a todo.
Rut Mónica Díaz
Sexóloga
@keepcalmmamaessexologa