La obsolescencia programada del encuentro erótico
Esto no va nada bien…quizás me equivoqué…Ya tengo bastante con lo mío como para tirar de los dos. Si es que ya ni me apetece, parece que no hay nada en común y ¡zas!, el foco parece indicar que no hay solución. ¿Pero qué tal si cambiamos el foco? ¿Qué tal si hablamos?
La clasificación que hace Sternberg (1988) sobre el amor se establece en relaciones basadas en la combinación de tres componentes: intimidad, pasión y compromiso. Según la combinación existente, el resultado será un tipo de amor. Por ejemplo: amor de compañero sería la mezcla de compromiso e intimidad. En esa combinación no aparece la pasión. ¿Qué sucede si no hay pasión entre los miembros de la pareja? Probablemente cada uno ha dado una respuesta diferente, según su escala de valores y dependiendo de a qué le da más o menos importancia como pilares fundamentales en una relación.
Usaré la analogía de la obsolescencia programada. ¿Qué es eso? La obsolescencia programada se basa en ese periodo en que un producto es útil y pasado ese tiempo de vida útil quedará obsoleto. ¿En qué lugar tienen colocada la sexualidad y los encuentros eróticos ambos componentes de la pareja? Pregunta importante para la pareja. Llega un punto en la relación en que, una vez pasada la etapa de “en-amor-A-miento”, todo se ve de otra manera, o quizás se ve tal y como es. Y surgen esas frases de “él no era así antes", “ella era más cariñosa”, etc, etc. Lo simpático es que probablemente poco han cambiado ambos excepto los ojos con los que se miran y dónde se pone el foco de esa mirada. El día a día, las rutinas, los compromisos, hijos, cambios en las dinámicas familiares, posibles enfermedades, una larga lista en la que si se pierde la pasión, entramos en la obsolescencia programada del encuentro erótico.
Cuando se pasa esa primera fase y todo un elenco de situaciones del día a día comienzan a sacar a la luz el si existía o no equilibrio en la pareja, uno de los pilares de la misma, como es la vida íntima y los encuentros eróticos, se verán salpicados. Y ahí es importante comenzar el análisis de los porqué. Suele ser común que la sexualidad pueda ser más importante para un componente de la pareja que para otro. Si es así, habrá días en que un componte de la pareja esté más deseoso de jugar y el otro se adapte, y a la inversa, y ambos con comunicación llegarán a acuerdos. Pero si la pareja obnubilada por ese “en-amor-A-miento” no vio que uno era muy pasional, le daba mucha importancia a los encuentros eróticos y el otro poco o nada, que sólo se dejaba llevar por demandas, este desequilibrio aflorará.
Dentro de la pareja, cada cual viene de una familia con sus propias creencias, vivencias, a veces culturas distintas. Aquí ambos deben hablar de lo que cada uno ve como permitido, deseado o satisfactorio dentro del encuentro erótico. Imaginemos que uno de los componentes tiene un abanico amplio en su repertorio por la educación afectiva y sexual recibida, y el otro pone muchas cortapisas a la hora del encuentro erótico, lo que hace más difícil que la vivencia, desde unas creencias limitantes, sea igual de satisfactoria para ambos. Aquí de nuevo la comunicación asertiva entra en juego, así ambos dejarán claro desde el principio de la relación qué gusta, qué no gusta, qué es posible probar, qué “ni de broma”, “por ahí no paso”, las “reglas del juego” y a “qué juegos nos gusta jugar”, las cartas sobre la mesa y sin as en la manga.
Para no llegar a la obsolescencia programada en los encuentros eróticos con tu pareja, comuníquense, háganse preguntas como por ejemplo:
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¿A qué solemos jugar? ¿Por qué no jugamos? Busquemos juegos.
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¿Con qué disfrutamos más? ¿Cuándo fluimos más?
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¿Qué juegos no me llaman nada la atención? ¿Qué evito? Hablar del porqué.
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¿A qué le digo un NO rotundo? ¿Por qué?
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¿Cómo solemos comenzar? ¿Cambiamos la forma de empezar? ¿Probamos otra?
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¿Cómo terminamos el encuentro? ¿Cómo desearía que acabase?
No existe una fórmula única, mágica, un número de veces. Existen los acuerdos entre ambos, los deseos explícitos de la pareja. Existen los encuentros que ambos crean y cada uno es único y disfrutable. Les invito a hablar más, escuchar más, desaprender para aprender y disfrutar. Por supuesto, el humor siempre de la mano. ¡Hasta pronto!
Rut Mónica Díaz
Sexóloga
@keepcalmmamaessexologa