Llegamos al autoerotismo, que concretamos y experimentamos con la masturbación. La capacidad de conocerse a uno mismo, dedicarse tiempo en el plano íntimo, descubrir nuestros deseos y nuestros gustos contribuye de manera positiva a la hora de crear relaciones íntimas con otros. Cómo nos exploramos, cómo tocamos nuestro cuerpo, cómo lo conocemos, cómo lo miramos, qué relación tenemos con él, cómo se enciende nuestro deseo, qué consideramos correcto, bueno, positivo para nosotros, qué nos permitimos experimentar, hasta dónde nos atrevemos, cómo materializamos nuestros deseos, cómo usamos el erotismo... Las respuestas de cada uno a estas preguntas serán las que formen y conformen su modo de masturbarse y su relación con la masturbación y el autoconocimiento.
Aquí saltarán las alarmas de aquellos lectores que vengan de una larga tradición de mensajes bien ‘metidos en vena’ donde la masturbación se tomó como algo perjudicial, malo, sucio, etc. Resumiendo mucho, con Becker, doctor y clérigo inglés, buena combinación, se instauró la idea de que aquel acto, sobre todo la masturbación, cuya función no era procreativa, se debía considerar como un vicio con toque de libertinaje. Siguiendo esta tradición ideológica y por aquello de que “como éramos pocos,…”, se sumó a este enfoque Samuel Augusto Tissot que, con una muy suya y subjetiva interpretación del pecado de Onán que aparecía en la Biblia, tuvo a bien considerar la masturbación como perversión y enfermedad. No le pareció suficiente, así que amplió su idea dejando claros los peligros mortales del acto masturbatorio: tuberculosis, ceguera, parálisis, acné (¿a qué este te suena?), melancolía, debilidad, epilepsia, disminución de funciones intelectuales… ¿para qué seguir, verdad? Todo esto, y de una manera enigmática, ha llegado a nuestros días y todavía hay personas que se sienten culpables cuando intentan conocerse a través de la masturbación, cuando quieren disfrutar de sí mismos en solitario como disfrutan de un paseo, de una comida a solas o de una sesión de meditación frente al mar.
¿Cuál es la importancia del I+D+i de la masturbación? Pues allá vamos. Si investigas qué te gusta, amplías y descubres nuevos conocimientos sobre ti mismo, los podrás compartir, algo que a afectos prácticos cuando estés en pareja es muy positivo. Si ya estás en pareja, imagínate la cantidad de variables que se pueden dar y cuánto puedes aprender de la otra persona intercambiando información sobre gustos. A eso súmale el simple hecho de observar cómo se masturba, o dejándote guiar, siguiendo sus indicaciones mientras tú le masturbas. Con el desarrollo de toda esa información y conocimiento que adquieres con la práctica de la masturbación, la observación de tus reacciones y de las del otro si tienes pareja, se consigue un proceso de transformación y mejora. Lo importante es escuchar lo que expresa la otra persona si quieres generarle placer y lo que transmitas tú si quieres recibirlo. Por último, llegamos a la innovación; siguiendo los pasos anteriores conseguimos la creación de algo nuevo, diferente, mejorado de lo que ya existía. Quizás descubrimos que variando los tiempos de la masturbación, alargando la llegada del orgasmo es más placentero, quizás en pareja descubrimos que fijarnos en las expresiones del otro nos ayuda, puede que con la introducción de algún juguete erótico descubramos nuevas sensaciones, quizás con el uso de lubricantes la percepción sea diferente y excitante, quizás preguntar a la pareja qué te gustaría probar o darle ideas. Experimentar es la clave para obtener un resultado satisfactorio para todos, disfrutable y repetible.
Volveremos a tratar este tema desde otra óptica porque son variadas las maneras de proceder en la masturbación, tantas como la creatividad del usuario dé de sí. Mientras recuerden ponerle humor a todo, incluso en esos momentos de masturbación en pareja, la risa contribuye a la relajación nerviosa y muscular, con lo cual tienes vía libre para aumentar la sensación de disfrute. Déjate llevar. ¡Hasta pronto!
Rut Mónica Díaz
Sexóloga
@keepcalmmamaessexologa