¿Dónde debería empezar la Educación Sexual?

¿Dónde debería empezar la Educación Sexual?

¿Cuidas la educación sexual de tus hijos? ¿Te interesas por lo que saben o entienden al respecto? ¿Cuál es tu vivencia de la sexualidad? ¿Das importancia a tu sexualidad? ¿Cuándo tomamos las mejores decisiones, cuando estamos informados o cuando no?

Nuestras elecciones, por lo general, son mejores cuando las tomamos con conocimiento y bien informados. Por ello, te invito a que aproveches cualquier oportunidad que surja con tus hijos para poner en práctica la educación sexual. Para todos los que somos padres es un acto de responsabilidad el educarles, el acompañarles en todos los aspectos de la vida. ¿Recuerdas cuando le enseñabas a caminar? ¿Recuerdas cómo le acompañabas en el proceso? Si lo estás viviendo ahora, sabes de lo que te hablo. ¿Delegas tus responsabilidades como padre o madre? Pues en el caso de la educación sexual es lo mismo. Aunque en el colegio/instituto hablen, se den unas nociones, aunque ellos puedan preguntar a otro, ¿no te interesa ser partícipe de esta parte de su vida? A medida que crecen ¿no quieres estar al día de lo que saben? ¿O lo dejas al azar? Te animo a no dejar pasar cada pregunta y contestarla sin vergüenza desde tus conocimientos. Siempre será mejor eso que nada. Y por su puesto, aquello que no sabes lo puedes consultar o preguntar al profesional que sepa, no pasa nada por no saberlo todo. Ten en mente esa frase que dice: "El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad"; Hemingway.

Somos sujetos sexuados, siendo conscientes de esto tenemos una clave para acompañar a nuestros hijos aceptando su sexualidad, su expresión de la misma, dándoles amor, regalándoles paciencia en su proceso, respetando sus ritmos sin mirar para otro lado y sin alarmarnos cuando lo viven de manera natural, tolerando su manera de descubrir y vivir la sexualidad. ¿Cómo se consigue todo lo anterior? Siendo conscientes de que según la edad, sus juegos no tienen las connotaciones que pueden tener para los adultos. Saber en qué etapa están para saber cuáles deben ser los límites. Indicarles qué expresiones forman parte de lo que puede hacerse y mostrarse en público y cuáles no. Por ejemplo: besos, caricias y abrazos te los puedo dar en público, son muestras de nuestro afecto y amor.

Si estás descubriéndote y estás tocándote los genitales, esto forma parte de tu intimidad, debes hacerlo en casa y dependiendo de la edad solito en tu cuarto. No es lo mismo ver a un niño o niña de 3 años frotándose los genitales donde sólo hay un gesto de autoexploración, juego, vivir sensaciones nuevas y diferentes, placenteras sin connotaciones eróticas, que a un niño o niña más mayor. La reacción en ese momento también marcará la diferencia. Si nos alarmamos, gritamos y dejamos fluir todo tipo de expresiones de asombro, decepción o asco, ese niño adoptará ante su sexualidad una creencia errónea en la que puede considerar que es algo sucio, malo y que altera, por algún motivo, a sus padres. Situación que no favorece, probablemente seguirá haciéndolo a escondidas y sintiéndose mal. Este es un ejemplo que puede influir después en la etapa adulta porque se asocian connotaciones negativas hacia la sexualidad, algo que puede dificultar encuentros eróticos placenteros y fluidos. Se debe hablar con naturalidad y explicar lo que procede y lo que no en, qué momento y lugar.

Un matiz importante: cuando hablamos de sexualidad estamos hablando de los hombres y de las mujeres, sabiendo que pueden existir muchas formas de ser y vivirse como hombre y como mujer y que todas deben ser admitidas y respetadas. Es importante también enseñar a los hijos desde pequeños el respeto hacia uno mismo a través del conocerse, aceptarse y expresar su sexualidad, enseñarles a marcar límites sobre sus gustos y su cuerpo. ¿A qué me refiero? Es muy positivo que tengan libertad para expresar cuando no les apetece dar muestras de cariño a ciertas personas, o incluso a los propios padres, lo hacen por algún motivo. Al igual que cuando no quieren recibir besos y/o abrazos de otras personas. Con estos gestos ellos están marcando los límites sobre sus afectos, con quién les gusta o se sienten cómodos haciendo qué cosas. Deben sentir la aprobación de los padres cuando dicen que no quieren que alguien les coja en brazos, o les siente sobre sus rodillas, les de besos o abrazos, les toquen según de qué manera. Hay que estar atentos a sus expresiones y conductas. Conseguimos así que ellos se respeten y les respeten, sin olvidar que también deben respetar los límites que marquen los demás.

¡Ah! Un detallito; si tu hijo o hija, tiene cierta edad y no pregunta, intenta no dar por sentado que existe falta de interés en el tema. Más bien plantéate si das opciones y oportunidades para tratarlo, si tus acciones limitan que se sientan cómodos tratando el tema y prefieran buscar la información fuera. En este caso, quizás podrías mostrar interés y dejarles ver que estás a su disposición si desean charlar sobre sexualidad con naturalidad. Si hay naturalidad y sinceridad tienes un terreno fértil. Otro buen aliado, en según qué etapas con los hijos, es escuchar sin juzgar, tu vivencia de la sexualidad no tiene que ser su vivencia de la sexualidad, permítele SER.

Y hasta aquí unas pinceladas sobre este tema que es muy amplio. Si consideras que te vendría bien algún tipo de apoyo o consultar algo al respecto, no dudes en dejar un comentario o consultarme a través de Instagram. Otra opción: seguir buscando respuestas a tus preguntas, siempre las hay. Te recuerdo aquello de '¡No olvides el humor!' Hasta pronto.

 

Rut Mónica Díaz

Sexóloga

@sexologarutmonicadiaz