Es interesante revisar la Ecología del Comportamiento donde, con una visión actualizada, se estudia la conducta desde un punto de vista evolucionista. ¿Por qué? Porque si observamos cuáles son las causas próximas de nuestras conductas comprenderemos qué las provocan, qué nos provocan y cómo actuar al respecto. Imagínate que se acerca alguien mirándote y sonriéndote, ahí tienes un estímulo al que si has prestado atención rápidamente valorarás, tu organismo pondrá en marcha toda una serie de acciones para dar una respuesta. Probablemente comiences a preguntarte: conozco a esta persona, por qué me sonríe, incluso pensarás si la respuesta adecuada es devolver la sonrisa o no. Todo esto en décimas de segundo y finalmente ¿qué harás, seguirás de largo o sonreirás?
¡Espera! Mientras valorabas lo sucedido, cuando sentías lo que había provocado en ti esa sonrisa y al mismo tiempo tomabas la decisión y te aventurabas a dar una respuesta pasaron también por allí la motivación y las emociones. ¿Las habías olvidado? Ambas sujetas a variabilidad, ya sabes que no siempre actuamos igual. Te conoces y sabes que tu estado motivacional y emocional afectan, ¿verdad? No darás la misma respuesta a esa sonrisa si estás alegre, receptivo, perceptivo, que si comenzaste el día con una actitud un poquito negativa que no has podido o sabido remontar. En este ejemplo, centrándonos en la motivación y sabiendo que es algo temporal, quizás la respuesta finalmente fue otra sonrisa ¿por qué? Porque empezaste el día con la sensación de haber descansado bien, porque tu estómago está saciado y tu deseo sexual está despierto y activo. Ahora plantéate qué respuestas sueles dar a tu pareja o a posibles encuentros eróticos cuando no existe motivación, cuando estás enfrascado en emociones negativas, cuando tienes hambre, cuando no has dormido el número de horas suficientes, cuando estás PRE-Ocupado, incluso cuando dejas que miedos se crucen en tu camino y das por sentado que ese encuentro erótico será un desastre, porque así lo has imaginado anticipándote.
En ocasiones es bueno un análisis, parar y evaluar con calma el cómo nos comportamos y plantearnos el porqué y desde dónde lo hacemos. Incluso no dar contestación inmediata, aunque nuestro cerebro tenga la tendencia a responder lo más rápidamente posible al escuchar una pregunta. Hay respuestas que merecen análisis, tiempo y no materializar conductas sin haber valorado las consecuencias, no sólo para nosotros sino para la pareja.
Si te dijera que existen patrones conductuales basados en la optimización... ¿pinta bien o no? Con el mínimo coste, obtener el máximo beneficio. Sí, aquello de maximizar el rendimiento de la inversión. Un ejemplo son las moscas del estiércol, el patrón de acción de los machos es mantenerse copulando con la hembra el equivalente al tiempo que han tardado en encontrarla. Un ejemplo entre los humanos a la hora de obtener beneficio con el mínimo coste; vender pareja romántica, amor para toda a vida buscando únicamente encuentro erótico, una vez conseguido el objetivo y como decía la canción: “ Y si no me acuerdo, no pasó, eso no pasó”.
Hay conductas como por ejemplo la guiada en el cortejo por la ‘Ley de los grandes números’. Aquí la estrategia para lograr un encuentro erótico es pedir y pedir hasta lograr un sí. Por aquello de que cuantos más ensayos (más personas cortejadas), más posibilidad de conseguir una respuesta positiva. ¿Cuál es más válido o mejor? El que te dé los resultados que esperas y que estás buscando. Eso sí, en ambos casos no olvidemos que entre medias están las emociones y el preguntarnos por qué y para qué actuamos de la manera que lo hacemos, el porqué de nuestras conductas. Es importante no colmarnos de chutes de dopamina con gratificaciones rápidas sin atender a nuestros deseos más profundos y fundamentados. Hagamos algo de caso al instinto, pero no a ese de sembrar semillitas en cuantas más mejor, esa conducta ya debería estar superada. ¡Ah! Por el camino no olvides el humor. ¡Hasta pronto!
Rut Mónica Díaz
Sexóloga
@sexologarutmonicadiaz