Bamba tiene 23 años. Es senegalés y se gana la vida como pescador. Pero la dura y difícil situación por la que atraviesa su familia fue el empuje definitivo para arriesgar su vida cruzando el océano en busca de un futuro mejor. Ya en tierras canarias, el destino no se lo ha puesto nada fácil. Se vio obligado a dormir en la calle a la espera de que le permitan viajar a Galicia, donde quiere reencontrarse con un familiar.
Una auténtica odisea que ha encontrado dos manos salvadoras: las de María, que junto con su marido Samuel, le recogieron y dieron cobijo como un miembro más de la familia.
P.- ¿Quién es Bamba? ¿Cuál es su futuro?
R.- Bamba es un chico senegalés buscando un lugar donde poder trabajar para conseguir dinero para su familia. Su madre falleció cuando tenía unos 10 años, y tiene dos hermanos pequeños. Cuando su padre enfermó tuvo que salir a buscarse la vida en el mar para mantener a su familia. Nos ha contado lo difícil que fue, tuvo que permanecer hasta 4 o 5 días seguidos en el mar para cobrar muy poquito o incluso nada. Él nos cuenta que aunque la gente cree que Senegal es un país muy rico, no es cierto, por lo menos no para el pueblo. La riqueza está solo en el gobierno.
Al final decidió irse a Mauritania intentando llegar a Europa para poder buscar una vida mejor. Estuvo esperando la oportunidad en la costa de Mauritania durante 1 mes, preparándose para la travesía y sobre todo con mucho cuidado, intentando alejarse de las mafias.
Estuvo en la patera durante casi 5 días hasta llegar a Arguineguín, donde estuvo 3 días retenido en el puerto.
De ahí se fue a un hotel en Puerto Rico hasta que un día le dijeron que el hotel lo tenían que cerrar y le dieron a elegir entre irse a Tenerife para deportarlo de vuelta a Senegal o quedarse en la calle.
Tanto él como otro grupo de senegaleses dijeron que no querían volver a Senegal, así que no tuvieron otra opción que vivir en la calle, donde estuvo 10 días.
Su futuro ahora es muy incierto. Él quiere viajar a Galicia para reunirse con un familiar y poder trabajar para mandarles dinero, pero no tiene pasaporte y la situación es muy complicada. No les dejan que sigan su camino y se quedan atrapados en Canarias sin poder trabajar y viviendo de la solidaridad de la gente.
Bamba no hace más que preguntarme cómo puede encontrar trabajo, dice que no puede permitirse seguir esperando sin hacer nada. Mientras tanto, está estudiando para aprender a leer y hablar español.
P.- ¿Le diste muchas vueltas al hecho de si acoger en tu propia casa a una persona que necesitaba ayuda?
R.- La verdad es que no. Samuel y yo siempre hablamos de lo afortunados que somos y que deberíamos intentar ayudar más a aquellos que lo necesitan, y cuando Somos Red se puso en contacto con nosotros pidiendo ayuda, no lo pensamos dos veces. Nos dijimos: ésta es nuestra oportunidad de hacer algo.
P.- ¿Existió en algún momento miedo, temor, dudas por la convivencia, por la relación o aceptación que pudiera tener por parte de tus hijos, por lo que pudieran opinar tus vecinos, etc.?
R.- Tenemos 3 hijos, pero las dos mayores viven fuera, por lo que no les afecta tanto, pero estaban encantadas. Con el pequeño, de 14 años, hablamos para ver como lo veía él y nos dijo que le parecía bien. Hasta ahí nuestra preocupación por lo que pudieran pensar los demás. Las demás dudas son las normales cuando empiezas a convivir con alguien que no conoces. Para mi, la mayor preocupación era que pudiéramos comunicarnos bien con Bamba y que él estuviera tranquilo.
P.- Eres miembro de 'Somos Red'. ¿Cuál es la labor de la plataforma?
R.- Tanto Samuel como yo somos voluntarios de Somos Red y ayudamos como podemos: traducciones, comunicaciones, etc. Somos Red es un grupo de personas que se han organizado para intentar buscar cobijo, alimento, ropa y cobertura legal a todos los inmigrantes que están en la calle en situación desamparada. Hay gente que cocina, reparte alimentos, otros intentar recaudar dinero, gente que acoge a chicos como Bamba, o simplemente se aseguran de que hay ropa, mantas y plásticos para que los que están durmiendo en la calle no se mojen cuando llueve.
P.- Canarias siempre ha sido un pueblo solidario. Sin embargo, a raíz de este drama humanitario se ha ido incrementando la violencia y el racismo entre la población. ¿Hay algo que quieras decir a los que vivimos en este Archipiélago?
R.- Entiendo que es una situación muy difícil, y que realmente el problema hay que solucionarlo en el origen, pero sí me gustaría que todos hiciéramos una reflexión. Imaginemos que es uno de nuestros hijos el que se ha ido a buscar una vida mejor, que ha arriesgado su vida en el mar para llegar hasta un pueblo conocido por su solidaridad, un pueblo que también fue inmigrante y cuando llega, le tratan con desprecio, con racismo, con rencor o simplemente miran a otro lado mientras está en nuestras calles perdido, con hambre y sin poder continuar su viaje hacia esa vida mejor que buscaba. Escuchamos mucho los números pero no nos paramos a pensar en las personas que hay detrás. Personas como Bamba o como el chico de 19 años en la misma situación que lamentablemente murió ayer, tirado en la calle, solo. ¿Y si fuera tu hijo?