Señales para detectar un deterioro cognitivo
A medida que envejecemos, nuestro cerebro lo hace también y esto se traduce en que podemos ir perdiendo facultades. Somos algo más lentos haciendo las cosas, a veces nos cuesta más adaptarnos a los cambios, no somos tan resolutivos ante situaciones novedosas, podemos estar más irascibles, tenemos más olvidos y despistes…
A veces es difícil poner una línea entre el envejecimiento normal y el patológico, saber dónde acaba uno y dónde empieza el otro. Esto es porque los déficits suelen ir aconteciendo de forma progresiva.
El Deterioro Cognitivo Leve (DCL) es una condición clínica donde existe un déficit de una o más funciones cognitivas -evidenciados mediante pruebas estandarizadas-, sin que este afecte al desempeño de la persona en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD: Baño/ducha, vestido, alimentación, aseo e higiene personal…).
Para diagnosticar un DCL no es necesario que el déficit sea de la memoria, sino que puede abarcar cualquiera de las Funciones Cognitivas (Lenguaje, Funciones Ejecutivas, Orientación, Funciones Visoespaciales…). Por tanto, podemos encontrarnos diferentes tipos de DCL (tipo amnésico o no amnésico), y además, según la cantidad de funciones cognitivas afectadas, hablaremos de un DCL monodominio o multidominio.
Pero ¿cómo podemos saber si sólo estoy perdiendo facultades por el envejecimiento o si puedo estar ante los primeros signos de una futura demencia?
En personas mayores de 65 años (aunque puede existir un deterioro precoz en personas jóvenes, no es lo habitual), podemos observar si:
-
Repite muchas veces a lo largo del día la misma pregunta
-
Aparecen dificultades para orientarse en tiempo o el espacio (dónde está/tipo de lugar/localización en la ciudad…)
-
Existen dificultades para nombrar objetos. Eso de “lo tengo en la punta de la lengua”. (Con frecuencia, no recuerda el nombre de determinados objetos cotidianos, aunque sí sabe decir para qué se utilizan)
-
Ya no suele conversar tanto o utiliza más monosílabos. Empieza una historia pero si se extiende, pierde el hilo, le da vuelvas a una idea sin concretar o sin un objetivo (lenguaje tangencial)
-
Empieza a tener olvidos importantes: dejarse el fuego encendido, olvidar ir a recoger al nieto al colegio, olvidar una cita médica importante, olvida pagar facturas o cerrar la puerta de casa al salir…
-
Suele olvidar aspectos más recientes, pero recuerda perfectamente hechos remotos
-
Dificultades para realizar actividades rutinarias o que se ha hecho muchas veces.
-
Empieza a repetir cosas que ya ha hecho ese día (desayunar varias veces, volver a ir a por el pan… )
-
Alteraciones en el estado de ánimo y conductuales (muchos cambios “de humor”, tristeza, apatía…)
-
Deja de realizar cosas que antes le gustaban
-
Incluso, si apreciamos un empeoramiento llamativo en la letra de la persona
Si no estamos seguros, algo que les puede ayudar a discernir si es necesario ponerse en alerta y tomar medidas o no, son tres aspectos: cantidad, intensidad e influencia. Cómo de a menudo se da, cuánto se aleja ese desempeño de lo usual en la persona y cuánto influye en su rutina.
Esto son sólo algunos ejemplos, algunas señales que pueden ayudarnos a tomar decisiones pronto. Es muy importante hacer una detección temprana de cara al futuro, ya que cuanto antes detectemos un posible deterioro, antes podremos actuar. Esto es esencial, ya que el DCL puede avanzar hacia una demencia. No existe actualmente una cura para esto, pero si podemos trabajar mediante estimulación cognitiva, ralentizando el proceso de deterioro para que aparezca lo más tarde posible y le permita a la persona tener una mayor calidad de vida.
Cristina de la Fe
Neuropsicóloga
Psicóloga sanitaria