Se me olvida dónde dejo las llaves. ¿Me preocupo?
Estos fallos no son propios de la memoria, sino que son fallos de la atención, según nuestra neuropsicóloga Cristina de la Fe
Estoy convencida de que alguna vez en la vida, han ido en busca de sus llaves de casa o del coche, y resultó ser que no estaban donde debían y en ese momento, tampoco conseguían recordar dónde las podían haber dejado.
Empieza la búsqueda del tesoro por toda la casa. Bolsos, cajones, bolsillos de los abrigos y pantalones, preguntas a la/s persona/s con las que conviven: "¡Oye! ¿Has cogido mis llaves?". Puede ser que las llaves terminen apareciendo por algún lugar que no le corresponde (como en el lavamanos del baño) o bien, que éstas no aparezcan o lo hagan mucho tiempo más tarde en algún lugar inusual.
Sin embargo, tras la angustia y la preocupación que todos hemos experimentado en esos momentos, puede aparecer la duda de si estos olvidos o despistes son algo por lo que debo preocuparme. Esta duda, se toma aún más fuerte en función de la edad de la persona, la frecuencia con la que se den, la variedad de esos despistes, la influencia que tienen en nuestra vida diaria, etc.
Antes que nada, debemos aclarar que estos fallos no son propios de la memoria, sino que son fallos de la atención. En nuestro día a día, realizamos muchas acciones repetitivas, mecánicas, y vamos "con el piloto automático" en marcha. Nuestro cerebro ha aprendido a gestionar nuestros recursos atencionales para dedicarle mayor atención a unos aspectos y menos a otros. Aprende a automatizar conductas. Busca siempre la eficacia.
Un ejemplo con el que se va a entender esto de forma muy fácil: ¿Te acuerdas cuando empezaste a conducir, esas prácticas del carnet? En ese entonces, tu cerebro tenía que prestan atención a muchas cosas (coordinar pies y manos, cambiar de marcha, volante, carretera...). Después de un tiempo de aprendizaje, ya no necesitas estar pendiente de esas cosas, simplemente lo haces; conduces "sin pensar", lo has automatizado.
Así que no te preocupes: perder las llaves por la casa de vez en cuando, tirar la cuchara a la basura y el yogur al fregadero, dudar de si he cerrado el coche, no acordarte de lo que desayunaste o comiste ayer o no acordarte de dónde aparcaste el coche es algo normal.
¿Quieres comprobarlo? Te propongo que durante un par de días, prestes atención consciente a lo que haces. Cuando te hagas el desayuno, la comida o la cena, presta atención a lo que estás tomando o preparando. Cuando aparques el coche en un lugar distinto al habitual, párate un segundo y presta atención a la llave del coche y al momento en que lo cierras, y luego, al lugar, dedícale solo unos segundos. Cuando vayas a buscar algo a la habitación, párate y piensa bien qué es eso que ibas a buscar y luego ve hacia allí. Así evitarás el clásico "¡Ay! ¿Y yo qué venía a buscar aquí?". Si haciendo esto estas dudas se reducen, lo has conseguido, has desactivado el piloto automático.
La función atencional es la puerta de la memoria, lo que no se procesa, no se memoriza.
Cristina de la Fe
Neuropsicóloga
Psicóloga sanitaria