Estudiantes de la ULPGC denuncian negligencias en el pago de las becas Erasmus
Un grupo de estudiantes grancanarios de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria manifiesta que todavía no han cobrado el pago de la beca del programa de movilidad Erasmus que les corresponde por estudiar en otros países. Julio César Ruiz
A pesar de la crisis del coronavirus, el programa Erasmus de la Unión Europea —que promueve el intercambio de estudiantes entre universidades europeas— no dejó de realizarse. Fue entonces cuando numerosos estudiantes de la propia Universidad de Las Palmas de Gran Canaria decidieron no dejar pasar lo que es considerada una experiencia irrepetible. Portugal, Alemania y Holanda fueron tres de las naciones a los que algunos estudiantes canarios pusieron rumbo tras cargar la maleta de sueños. En esos momentos desconocían que lo que pretendía ser un año lleno de gratas experiencias, se podría convertir en un auténtico infierno.
Las cuantiosas becas, otorgadas por la Unión Europea para la realización de estos intercambios, son normalmente el mayor sustento de los propios participantes. Unas becas que son ingresadas a las universidades, quienes actúan de intermediarios, para finalmente llegar al destino: los estudiantes. Pues es este el principal quebradero de cabeza de un grupo de alumnos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria que aún no han recibido la cantidad de dinero que les pertenece. Estos, que han accedido a hablar con Diario de Gran Canaria, denuncian que la situación económica de la mayoría de los estudiantes canarios es precaria. Y que, aunque partieran con dinero ahorrado, sin la inyección de las becas están teniendo problemas económicos. «Hemos visto cómo a otros estudiantes de la ULPGC les empezaron a ingresar las becas a principios de octubre, y a nosotras aún nada. Hemos tenido que vernos en la obligación de pedir dinero prestado a amigos y familiares» —exponía Cindy Sampo, alumna.
Sampo está estudiando en la Universidade do Minho de Braga, en Portugal. Comparte piso con una compañera, también de la ULPGC, viéndose ambas en la misma situación. «No tenemos dinero ahora mismo para pagar el alquiler de nuestro piso, vamos a hablar con nuestra casera para ver si podemos pagarle más tarde. Nos hemos visto muy limitadas con la comida, porque no tenemos suficiente dinero para comprarla tampoco. Lo mismo con el transporte, no estamos saliendo de casa por no poder pagarlo» —comenta con síntomas de haber perdido cualquier ilusión.
Sucede lo mismo con otros tantos alumnos. En Utrecht, Países Bajos, se encuentra una alumna que prefiere mantenerse en el anonimato: «Aquí en Holanda el transporte público es muy caro. Yo tengo que realizar prácticas, por lo que tengo que desplazarme a dos escuelas distintas. A una de ellas, la más cercana, voy en bicicleta para no gastar dinero. Es una hora de trayecto, voy incluso lloviendo porque no puedo gastar tanto dinero en transporte, lo necesito para comer. A la otra, que está más lejos, no tengo otra opción que usar el transporte. En él me gasto 25 euros semanales. Sí es cierto que para venir de Erasmus debes tener algo de dinero ahorrado, y fue, de hecho, con lo que todos vinimos. Pero el dinero se acaba y la universidad lleva dos meses diciéndonos que el dinero ya está llegando» —diserta decepcionada.
Eliana González, en cambio, se encuentra en la ciudad de Dortmund, en Alemania. Allí llegó el 1 de octubre con sus ahorros a la espera del ingreso de la beca. «Me habían dicho que, después de enviar el certificado de llegada, la beca tardaría entre una o dos semanas. Casi dos meses después sigo sin recibir el dinero. He contactado tres semanas seguidas con la ULPGC y durante las tres he recibido la misma respuesta: “esta semana nos pondremos con los trámites”. Ya me he quedado sin los ahorros que traje. Mis compañeras de piso llevan dos semanas comprándome la comida. Lo que debía ser la mejor experiencia de mi vida se está convirtiendo en una auténtica angustia».
Situaciones que no tendrían que haberse dado si el pertinente 70 por ciento de la beca hubiera sido ingresado en el mes de octubre. La propia universidad se justifica en la pandemia: «este año todos los trámites se han retrasado y tardan mucho más en gestionarse, mucha documentación que hay que elaborar y que dependen de muchas unidades diferentes» —declararon fuentes de la Administración del Gabinete de Relaciones Internacionales de la ULPGC.
Julio César Ruiz
Escritor
www.julioruizaguilar.es