Viviendas céntricas: cárceles de oro tras una pandemia
El confinamiento ha traído consigo muchos cambios, entre ellos, las prioridades a la hora de elegir una vivienda. El mercado está cambiando y así nos lo explica nuestra experta inmobiliaria Ada González. Tras una pandemia como la que estamos viviendo, muchos sacrifican lo céntrico por la libertad
La idea europea de cambiar de residencia se está interiorizando en la sociedad canaria. Los jóvenes se están formando para ser ciudadanos del mundo, no quieren por ahora ataduras, sólo piden trabajar en lo que han estudiado y poder conocer mundo. Las crisis vienen acompañadas de cambios y el alquiler está tomando mucha fuerza.
¿Qué nos ha enseñado el confinamiento? Que irremediablemente estás obligado a vivir entre cuatro paredes si no tienes opciones de una terraza, azotea, terreno o patio. Nuestras maravillosas hipotecas en viviendas urbanas con plaza de garaje en el mismo edificio, cerca de todos los recursos necesarios a pie, se convirtieron en nuestras propias cárceles de oro. ¿De qué nos sirvió vivir tan céntricos si no pudimos tomar el aire? Las horas de encierro nos hicieron pensar y darnos cuenta que necesitamos espacios donde tomar el sol, mirar al cielo y respirar.
Hoy somos diferentes y sabemos lo que no queremos para el próximo encierro. Necesitamos vivir en entornos rodeados de naturaleza viva, da igual si es cerca del mar o del campo, ahora pedimos espacios donde caminar, estirarnos y estar protegidos.
Muchas familias se plantean alquilar sus urbanas viviendas para trasladarse a casas que tengan jardín, terraza o terreno. Sacrifican lo céntrico por la libertad, sí, libertad, porque sin darnos cuenta fuimos presos en nuestros propios hogares, ahora queremos que el sol nos de en la cara y sentir la brisa, se acabó vivir a media luz, ahora pedimos abrir puertas que nos conduzcan a zonas de esparcimiento. No nos importa madrugar un poco mas para llegar temprano al trabajo, ni hacer algún kilómetro de más para llevar a los niños a las actividades, el precio que pagamos por el cambio merece la pena.
La vivienda ideal es aquella donde puedas trabajar, estudiar, hacer deporte, divertirte. Se acabó cerrar el balcón para ganarle metros al salón, ahora buscamos espacios diáfanos, sin muchos muebles, conectar la cocina con el resto de casa para no tener la sensación de aislamiento mientras cocinas, los baños con ventana para una correcta ventilación. Se acabaron los dormitorios sin luz natural; los ventanales, nuestros grandes aliados. Queremos ver y escuchar llover, disfrutar del movimiento de los árboles, los amaneceres y atardeceres.
Vemos lo invisible
Ada González
Experta inmobiliaria
www.adagonzalez.es