El perdón de los Reyes Católicos a cambio de conquistar Gran Canaria
La conquista de Canarias dejó tras de sí episodios de difícil catalogación moral que el tiempo no ha podido ni podrá borrar. Uno de ellos lo encontramos en varias órdenes dictadas por los Reyes Católicos a la hora de encontrar entre sus súbditos gente dispuesta a lanzarse a una aventura incierta en las costas del por entonces inexplorado continente africano
Para poder nutrir su ejército de “soldados capaces” de participar en batallas, sin ningún tipo de escrúpulos morales, los Reyes Católicos dieron poder a sus corregidores, el 10 de diciembre de 1480, para que en su nombre pudieran adquirir una serie de compromisos con los delincuentes de sus zonas de actuación.
Ese compromiso implicaba la promesa de Isabel y Fernando de dar “palabra y seguridad de perdón a los delincuentes de su jurisdicción que fueran a servir a su costa” a la conquista de Gran Canaria.
(Los soldados castellanos tuvieron el perdón real y el divino)
Dentro de esa oferta se dejó fuera a varios delitos que atentaban directamente contra los intereses de su corona. Por ello se excluyó “los reos de traición, delito de falsa moneda, falsedad hecha en nombre de los Reyes y saca de monedas de oro y plata”.
El resto de delincuentes, asesinos, violadores, ladrones y estafadores vieron la posibilidad de redimir sus penas participando en el sometimiento del pueblo indígena canario.
(Las acciones de Juan Rejón fueron dignas de los hombres a su cargo)
Para acelerar el proceso de “captación”, la propia Isabel trasladó a todos los delincuentes de Galicia, por medio de una carta escrita el 17 de enero de 1481, la misma oferta de perdón a cambio de su participación en la toma de Gran Canaria. Una vez más, en defensa de los intereses de los Reyes, se dejó atrás a los reos de traición, falsa moneda, falsedad en nombre de los monarcas y extracción de monedas de sus territorios.
(Pedro de Vera, un personaje de triste recuerdo)
Es lógico pensar que para muchos asesinos y violadores el poder dar rienda suelta a sus bajos instintos contra los indígenas canarios sin ningún tipo de miedo a represalias, fue un pago que bien merecía los riesgos asumidos en el proceso de conquista.
Con seguridad esa “tropa selecta” escribió los capítulos más tristes y oscuros de dicho periodo histórico.
Juan Carlos Saavedra
Escritor, investigador y divulgador de la cultura canaria
http://www.juancarlossaavedra.com