La orchilla es un liquen de color negruzco que crece en zonas de riscos y acantilados costeros que reciben de forma directa los vientos alisios. Estos le aportan la humedad y las sales necesarias que necesitan para su crecimiento a través de la brisa marina.
Su nombre científico es “Roccella Canariensis” y mezclándola con amoniaco se obtiene un tinte natural de color rojizo. En los primeros años de su recolección, el amoniaco necesario para producir el colorante se obtenía de orines humanos.
(El trabajo de orchillero, una labor peligrosa)
Como es sabido, el inicio de la Conquista de las islas la inició, en el siglo XV, el normando Jean de Bethencourt. Este había nacido en la localidad de Grainville la Tenturiere, zona que, como su nombre indica, se dedicaba a la producción de telas coloreadas.
A la hora de justificar la aventura que iba a emprender lanzándose a un casi desconocido atlántico, dejó bien claro que de ella esperaba “obtener orchilla que es muy cara y sirve para teñir”. La misma apreciación hace cuando coloca dentro de sus intenciones dar el salto para conquistar Fuerteventura ya que en ella se da “una grana que vale mucho, que se llama orchilla; sirve para teñir paños u otras cosas y es mejor grana de aquella grana que se puede encontrar en cualquier país.”
Tras su conquista de Lanzarote, Fuerteventura y el Hierro, Jean de Bethencourt tuvo muy claro desde el principio cómo garantizar la mejor forma de “recuperar su inversión” en Canarias. Para ello nada mejor que reservarse para sí mismo la exclusividad de la producción de orchilla en las islas de su propiedad imponiendo que “nadie se atreviese a venderla sin licencia del rey y señor del país; es un producto que se puede aprovechar mucho al señor del país y crece sin cultivo”.
(Jean de Bethencourt, primer monopolista de Canarias)
Los Reyes Católicos, para no perder su oportunidad económica, hicieron lo mismo tras la conquista de Tenerife y reservaron para la Corona la gestión del mercado productor de orchilla.
Con el paso de los años, la sobre explotación del preciado liquen, que tarda mucho tiempo en reproducirse, fue disminuyendo poco a poco las colonias de orchilla. A pesar de ello, podemos encontrar hasta finales del siglo XIX “orcheros” que se jugaban la vida accediendo a empinados riscos donde obtener “Roccella Canariensis” con la cual obtener dinero para poder mantener a su familia.
Fuente: Fenicios, Púnicos y Romanos. Descubrimiento y Poblamiento de las Islas Canarias. Alfredo Mederos Martín y Gabriel Escribano Cobo.
Para saber más: https://www.spreaker.com/user/danielmartincastellano/la-barrilla-la-orchilla-yla-cochinilla
Juan Carlos Saavedra
Escritor, investigador y divulgador de la cultura canaria
http://www.juancarlossaavedra.com