La “descamisada”: la red social de nuestros mayores

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En la actualidad, las denominadas redes sociales nos ofrecen la oportunidad de interactuar con personas de todo el planeta. Teóricamente eso debería significar el fin de la soledad y la creación de lo que algunos visionarios han llamado 'la aldea global'

Estas facilidades de comunicación no la tenían las generaciones anteriores a la nuestra, donde los encuentros sociales se limitaban a las fiestas de los pueblos, bodas, bautizos y funerales. Fuera de esos actos había otro momento de gran trascendencia social en la cual vecinos y vecinas se encontraban para hablar entre ellos y conocerse mejor: la “descamisada”.

Esta actividad agrícola y social estaba ligada al cultivo del millo, cultivo hoy por hoy casi extinto en las islas. Cuando se consideraba que la piña estaba ya lista para ser arrancada de su planta, los campesinos procedían a recolectarla. Tras ese proceso se hacía necesario desgranar el millo para facilitar su posterior consumo, normalmente para tostarlo y convertirlo en gofio. En esta actividad participaba todo el pueblo, ayudándose los vecinos entre sí como ejemplo de una solidaridad casi perdida en los tiempos que vivimos.

Mientras se desgranaba el millo, los participantes mataban el tiempo cantando isas, folías y recitando romances que contaban historias de amor o tragedias, como es el caso del famoso romance del Valbanera.

Un momento de reunión vecinal

En la “descamisada” participaban jóvenes de ambos sexos, por lo que en ellas se iniciaron numerosos noviazgos que acabaron en matrimonio. La participación era gratuita, aunque era frecuente que el dueño del millo invitara a los que lo ayudaban a una copa de ron si eran hombres, y a una copa de anís si eran mujeres.

Si el proceso era realizado por encargo de algún terrateniente, este solía aprovechar el encuentro para “recomendar” a los jóvenes la actividad a la que debían dedicarse en el futuro, atendiendo siempre a los intereses del “patrón”. También podía, otra vez según su conveniencia, recomendar enlaces matrimoniales entre sus jornaleros. Esta práctica fue realizada durante años por el propietario de la Finca de Osorio, Adán del Castillo y Westerling.

El término ”descamisada” es un portuguesismo más que arraigó en la sociedad canaria, como las palabras millo, mojo, magua o margullar.

Hoy, los momentos vividos durante las “descamisadas” solo perviven en la memoria de aquellos que de niños o niñas las vivieron. Estos observan, con desazón, cómo en la sociedad actual el móvil, la televisión a la carta, los videojuegos e internet nos han privado de la vida social de antaño.

 

Juan Carlos Saavedra

Escritor, investigador y divulgador de la cultura canaria

http://www.juancarlossaavedra.com