Los “correillos”, parte de nuestra historia naval
En la actualidad, el transporte de mercancías y pasajeros entre las islas lo prestan dos navieras que cuentan con las más modernas embarcaciones. El establecimiento de un completo sistema de navegación en Canarias se debió, como tantas otras cosas, a los británicos. Ellos fueron los que introdujeron en nuestros muelles los denominados "correillos", barcos que ya forman parte de nuestra historia
Gracias a las compañías británicas afincadas en Canarias conseguimos cambiar, a principios del siglo XX, los viejos veleros de cabotaje que comunicaban a las islas por los más modernos barcos de vapor de ese momento.
El salto se lo debemos a la denominada "Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios", una empresa constituida por la compañía inglesa Elder Dempster, la cual obtuvo la concesión del Gobierno de España para prestar el servicio de transporte de personas y mercancías por vía marítima en nuestro archipiélago.
Los barcos con los que los británicos realizaron el encargo recibido por las autoridades españolas fueron bautizados en Canarias como los "correillos" y estuvieron en servicio entre setenta y ochenta años, aproximadamente hasta finales de los años 70 del siglo pasado. Esto hace que muchas de las personas que pasen de los 50 años puedan tener recuerdos personales ligados a ellos, como es mi caso.
De niño me desplacé con toda mi familia a Fuerteventura en uno de ellos y aún me mareo solo de contar la experiencia.
La mayoría de los "correillos" fueron construidos entre el año 1911 y 1912 en Inglaterra y sus nombres forman parte de la historia marítima de nuestras islas.
Estaba el "Viera y Clavijo", que fue desguazado en el año 1984. En él se trasladó Franco desde Tenerife a Gran Canaria. También nos encontramos con el "León y Castillo", que estuvo en servicio hasta 1978 y desapareció de forma fortuita en 1981 al estar amarrado a un barco congelador que lo arrastró al hundirse este. El "Fuerteventura" y el "Lanzarote", buques gemelos, prestaron servicio hasta los años 1968 y 1967. También estaba el que se llamó, tras su botadura, el "Gomera - Hierro" y que posteriormente pasó a llamarse solo "Gomera", al dársele el nombre de "Hierro" a un barco de segunda mano comprado para prestar servicio entre islas. El "Gomera" fue hundido en 1944, durante la segunda guerra mundial en Francia.
Por su importancia histórica me gustaría destacar el secuestro del "Viera y Clavijo" durante el golpe militar iniciado en 1936. Esa historia, de haber ocurrido en cualquier otro lugar, tendría hasta películas y cómics.
En marzo de 1937, en plena Guerra Civil, 152 militantes republicanos se fugaron de un campo de concentración en la actual Dajla, por aquel entonces Villa Cisneros. Entre ellos se encontraba el gran poeta gomero Pedro García Cabrera, que recogió en su obra "Romancero Cautivo" su experiencia vital como preso político en diferentes cárceles.
Para su evasión contaron con el apoyo de los soldados de reemplazo que los custodiaban y que pertenecían al acuartelamiento de Tenerife. La huida fue posible gracias al secuestro del "Viera y Clavijo", con el cual se trasladaron a Dakar, bajo dominio francés. La gran parte de la tripulación del buque, y hasta dos pasajeros, se unieron a los evadidos.
Una vez en territorio francés, la gran mayoría decidió combatir por sus ideas democráticas luchando con los aliados en la Segunda Guerra Mundial.
En el libro "Villa Cisneros, 1937. La gran evasión de los antifascistas canarios", escrito por el historiador José Manuel Hernández se cuenta una curiosa anécdota, una frase pronunciada por Dolores Ibarruri (La Pasionaria) dirigida a los golpistas: "Cierra la jaula Queipo que se te escapan los canarios".
En definitiva, los "correillos" fueron testigos de anécdotas que hoy aparecen en los libros de historia pero también forman parte de las vivencias personales de muchos canarios.
Juan Carlos Saavedra
Escritor, investigador y divulgador de la cultura canaria
http://www.juancarlossaavedra.com