Una de las atracciones que ofrece Venecia es la llamada Torre del Reloj. Su construcción data del periodo comprendido entre los años 1496 y 1506 y en su parte más alta se encuentra un enorme reloj que marca tanto las horas como las fases de la luna y el zodiaco.
Junto al reloj se pueden ver dos estatuas de bronce que popularmente son conocidas por los venecianos como los “moros”. Su función es golpear una campana para marcar las horas.
¿De dónde proviene el nombre de “moros” que se les dio a estas dos estatuas? Existen dos teorías. Una de ellas es por la pátina de oxido que las cubre y la otra el apodo que tenía el arquitecto que construyó la torre, Mauro Codussi, conocido como “el moro”.
(Las estatuas atribuidas a una representación de guanches)
Actualmente hay diferentes historiadores que defienden la teoría de que esas estatuas realmente representan a guanches de Tenerife ataviados con los tradicionales tamarcos de piel de oveja o cabra. Además, señalan que los representados tienen el pelo largo y barba, elementos que distinguían a la nobleza indígena isleña.
Uno de ellos es Mariano Gambín García, el cual llega a esa conclusión a partir de información obtenida de Rumeu de Armas. Rumeu describe cómo en el año 1496 se hizo entrega a los Reyes Católicos de siete menceyes capturados después de la conquista de Tenerife. Uno de ellos fue, posteriormente, regalado al Dux de Venecia, sin que quedara memoria documental de cuál era su nombre.
El escritor Juan Manuel García Ramos dedicó una de sus obras a esa posible relación entre las estatuas y Canarias, se trata de su novela “El guanche en Venecia”.
La llegada del noble isleño a Venecia se produjo el 17 de mayo de 1479, tras su desfile por la ciudad. Las crónicas hablan de que se produjo un gran asombro entre los venecianos debido a su gran altura y corpulencia.
(Estatua dedicada en Tenerife al mencey Gran Tinerfe)
Curiosamente, ese mismo año de 1479 fue cuando se esculpieron las dos estatuas que hoy son conocidas como “los moros” y de las cuales existen diferentes interpretaciones. Una de esas interpretaciones me la comentó Minerva Medina Diaz, una canaria residente en Italia, que ha investigado sobre el tema.
Parece ser que el autor de las estatuas intentó representar a dos hombres primitivos que simbolizarían una de las conciencias más antiguas de la raza humana, el implacable paso del tiempo. El “moro” de más edad, el de la derecha, toca la campana unos dos minutos antes de la hora y simboliza la hora que esta terminando, mientras el más joven toca la campana solo cuando está a punto de comenzar la nueva hora. El efecto se hizo a propósito para que las dos figuras no estuvieran sincronizadas.
Esa teoría puede ser un refuerzo a las tesis de los que defienden el origen guanche de esas dos famosas estatuas. La polémica está servida.
Juan Carlos Saavedra
Escritor, investigador y divulgador de la cultura canaria
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