Cuánto comer: la salud empieza en la boca

Cuánto comer: la salud empieza en la boca

Estar atento/a a cuánto comes permitirá que tus digestiones sean mucho más livianas y eficientes. De esta manera, tendrás energía disponible para enfrentar tu día a día y para todo lo que te propongas

Este es el último artículo de esta serie de “cómo, cuándo y cuánto comer”. Saber cuánto comer y reconocer tus señales de hambre y saciedad es fundamental si hablamos de calidad de vida.

Además, como siempre quiero proporcionarte las mejores herramientas, hoy también te comparto algunos tips para que tengas en cuenta a la hora de qué, cómo, cuándo y cuánto comes.

 

¿Cuánto comer?

En realidad, la respuesta es muy sencilla: come lo que necesites. Pero… ¿cómo sabemos lo que necesitamos?

Una manera práctica es intentar no llegar en cada comida a esa sensación de satisfacción máxima, donde nos sentimos casi “a reventar”. Cuando comemos y terminamos hiper llenos, normalmente terminamos comiendo de más.

Más bien busca esa sensación de “he comido, estoy satisfecho/a, y tengo energía para seguir con mi día''. Si necesitas una siesta urgente después de comer, casi seguro que has comido más de lo que tu cuerpo buenamente puede metabolizar.

Si comes de más cada día, tus digestiones se verán afectadas y se volverán más lentas. El alimento pasará más tiempo del debido en tu estómago y en tus intestinos, y eso puede provocar que los hidratos de carbono se fermenten y las proteínas se putrefacten.

Además, si acostumbras a tu estómago a una cantidad mayor de alimento de la que necesitas, facilitas la dilatación gástrica, generando distensión abdominal y pérdida de reflejos del propio estómago.

Por último, aquí te dejo algunos consejos para que tengas en cuenta en el momento de alimentarte:

Evita beber líquidos junto con el alimento. El líquido diluye los jugos gástricos y ralentiza la digestión.

Intenta regular tus comidas con tus propios biorritmos. Olvídate de las exigencias sociales y atiende a tus propias señales: si tienes hambre, come; y si no, no comas.

Permítete un tiempo de descanso entre comidas y también después de cada comida. El descanso facilita que la energía se centre en la digestión y esta se pueda realizar de forma más eficiente.

Evita las temperaturas extremas: no ingieras alimentos muy fríos o muy calientes. En el cuerpo tenemos una única temperatura estable, y por eso, el organismo debe transformar los alimentos que ingerimos, reduciendo o aumentando su temperatura.

Al ingerir alimentos ni muy fríos ni muy calientes, evitas la fatiga y el sobreesfuerzo digestivo.

No abuses de los condimentos muy picantes, y evita o disminuye aquellas sustancias que estimulan o irritan tu organismo, como el café, chocolate, alcohol, especias muy picantes, tabaco, harinas y azúcares refinados, etc. Así, evitarás la irritación en tus mucosas digestivas.

¡Cuéntame! ¿Tenías en cuenta todo esto a la hora de qué comer?

¿Tenías en cuenta el cómo, el cuándo y el cuánto comer?

¡Te leo en los comentarios!

 

Flor Fernández

Técnica superior en dietética y Coach integral de salud

https://linktr.ee/florfdez